Los 73,913 votos que obtuvo el Partido Reformista Social Cristiano
(PRSC) en las pasadas elecciones presidenciales lo colocan al borde de
un precipicio político, porque alcanzar solo un 1.80% de los votos
empequeñece su valor en la contienda electoral, y en futuras coyunturas
que demanden negociaciones entre la clase política.
Ese resultado
es demoledor, si se toma en cuenta que en los comicios presidenciales de
2016 esa organización obtuvo 259,396 sufragios, para un 5.62%, lo que
le permitió mantenerse en el exclusivo club de los partidos
mayoritarios.
En las elecciones del pasado 5 de julio el PRSC llevó como candidato presidencial al expresidente Leonel Fernández, de la Fuerza del Pueblo, y también pactó alianzas con el Bloque Institucional, el Partido Quisqueyano Demócrata Cristiano, la Fuerza Nacional Progresista y el Partido de Unidad Nacional.Pero ese descenso en la preferencia del electorado no es la única dificultad que enfrenta ese partido presidido por Federico Antún Batlle, sino también la fragmentación de su dirigencia que, en cada proceso electoral, actúa a partir de sus propios intereses desoyendo las posturas de la cúpula.
Eso
quedó evidenciado la semana pasada cuando el PRSC expulsó a 39 miembros
porque apoyaron candidaturas ajenas al pacto electoral que tenía con
otras organizaciones.
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