De rodillas en el suelo, cerca de una gasolinera destrozada por un
bombardeo en las afueras de Kiev, Liudmila llora a su hijo de 23 años,
tras descubrir su cuerpo en una fosa.
"Déjenme verlo solo un momento", suplica la mujer mientras otra intenta retenerla. "Mi niño", murmura.
Muy
cerca del pueblo de Buzova, en un agujero excavado en la tierra, el
cuerpo de Evgueni, junto al de otro hombre, aparece deformado por el
agua, cubierto de barro y escondido por un colchón el ejército.
Pero su madre ha reconocido sus zapatos. "No me iré de aquí", repite, agarrándose a los escombros de su alrededor.
No muy lejos, se observan los restos de dos tanques hechos trizas por los combates. En uno de ellos, está pintada una "V" en blanco, símbolo de las fuerzas rusas que invadieron Ucrania el 24 de febrero y se retiraron de la región desde hace más de una semana.
CREDITOS A DIARIO LIBRE
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