La imparable inflación que vive Venezuela ha llevado a la inevitable
dolarización de facto, a la que el presidente Nicolás Maduro se ha
rendido después de años de críticas y rechazo a la divisa
estadounidense, y defensa a ultranza del bolívar -moneda nacional
sobreviviente a decenas de batallas-, cuyo valor se encuentra bajo
mínimos.
Sin otra alternativa viable, el Gobierno venezolano se
ha visto obligado a rendir el bolívar a los pies del dólar y a aceptar
la divisa norteamericana como el menor de los males, al considerarla una
'válvula de escape' que aporta a la 'recuperación y despliegue' de las
fuerzas productivas, ante la asfixia económica que vive el país.
La
rendición, reconocida por el presidente Nicolás Maduro ya en noviembre
de 2019, allanaba el camino para lo que vendría unos meses después y
preparaba a los venezolanos para lo que fue, para la gran mayoría, una
mala noticia: la venta de gasolina, cuyo sector gestiona el Gobierno, en
dólares.
CREDITOS A DIARIO LIBRE