La construcción del Aeropuerto Internacional de Bávaro constituye una
amenaza para los acuíferos de la zona y frustraría la edificación del
acueducto proyectado para detener la salinización de las aguas
subterráneas que abastecen a los hoteles y la comunidad circundante,
proceso que se considera como un grave peligro para la sostenibilidad
del turismo en Punta Cana y toda la costa del extremo este de la isla.
La
conclusión aparece en un análisis del impacto ambiental que provocaría
la construcción de la nueva terminal aeroportuaria y subsiguientes
estructuras, realizado por los técnicos de la Asamblea Nacional
Ambiental (ANA), que propone que, por sus características, en previsión
del cambio climático y para proteger los acuíferos esa zona, debería ser
clasificada como área protegida.
El documento advierte que la de
construcción de estructuras en esa parte, entre ellas el aeropuerto,
pone bajo amenaza las aguas que se están contemplando como la solución
al problema de salinización con la construcción de un acueducto.
Destaca además que en el farallón y en toda el área cársica existen “miles de cuevas de interés natural y cultural”.
El informe explica que la pluviometría en el área comprendida
entre la desembocadura de los ríos Maimón y el Yuma “hace de esta zona
uno de los segmentos del Llano Costero Oriental con mayor caudal de agua
subterránea, visto que solamente existe un río superficial entre ambas
desembocaduras citadas: el río Anamuya, cuyas aguas provienen desde las
alturas del extremo este de la cordillera Oriental”.
ANA estima
que unos 2,400 millones de metros cúbicos de agua de mueven en el
subsuelo de la zona costera, lo que en principio parece abundante, pero
una buena parte fluye hacia zonas profundas y sólo se utiliza la parte
más próxima a la superficie y eso explica la salinización como
consecuencia de la sobreexplotación, proceso que comenzó a registrarse
15 años atrás.
El análisis señala que los planes de uso del
territorio y las aguas que se hicieron en el 2004 “no contemplaban la
construcción de otro aeropuerto ni la extensión de más ocupaciones de
territorio, como lo implicaría la presencia de esta estructura para
recepción de vuelos internacionales. Y en adición, las proyecciones de
construcción apuntan hacia la parte superior del carso, lo que pone bajo
amenaza las aguas que todavía pueden considerarse buenas”.
Actualmente,
destaca ANA, se estima que solo en Bávaro-Punta Cana hay al menos 140
pozos operando para centros hoteleros y en la zona de Verón, entre pozos
y filtrantes, hay más de 2,000.
Además, se estima que la
población establecida en la zona suma más de 120 mil personas. Para
2015, el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi) estimaba la
demanda de agua en la región en 21.2 millones de metros cúbicos por año
y proyectó que en el 2020 subiría a 31.8 millones y en el 2025 a 55.6
millones.
Monumento natural
El informe destaca que
la “amplia diversidad florística observada es a primera vista un
indicador de la notable abundancia de aves asociadas a la misma, e
igualmente, el nivel de especialización de muchas de las especies
observadas en la colonización de zonas con presencia continua de agua,
nos remiten a la tipificación de esta zona como una distribuidora de
agua en el contexto del acuífero Bávaro-Punta Cana”.
ANA señala
que esta condición “es mérito suficiente para que dicha zona sea objeto
de estudio para ser declarada por lo menos monumento natural y que se le
incluya en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, con la misión de
detener el avance de la cuña de sal que ya ha sido reportada en la
región en la que debe ser la de más alto crecimiento poblacional”.
Durante
el recorrido por la zona, para observar la avifauna, los técnicos
pudieron identificar 23 tipos de aves residentes y seis endémicas, que
serán desplazadas por la destrucción de las manchas boscosas existentes.
Además,
destacaron que el vertedero de basura próximo al área donde se pretende
construir el aeropuerto –que en próximo futuro deberá ser eliminado–
atrae una abundante cantidad de garzas que vuelan en solitario o en
bandadas.
También aves carroñeras como mauras o buitres, cuya
conducta es planear gran parte del día en las corrientes de aires
ascendentes y pueden alcanzar por encima de los 50 metros de altura.
El
informe fue elaborado por un equipo integrado por Domingo Abreu Collado
(arqueólogo, espeleólogo y ambientalista), Milton Martínez (agrónomo,
dasónomo y ambientalista), Yeral Segura (técnico en manejo de recursos
naturales, ornitólogo y ambientalista) y Tomás Montilla (cartógrafo y
ambientalista).
CREDITOS A DIARIO LIBRE.