Un grupo de exnegociadores de paz de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia anunció que están retomando las armas
después de lo que consideraron el fracaso del presidente Iván Duque para
garantizar sus derechos políticos tras la firma de un histórico acuerdo
de paz en 2016.
En un video publicado el jueves antes del amanecer, el ex jefe
negociador rebelde Luciano Marín apareció junto a un grupo de unos 20
guerrilleros fuertemente armados, condenando a Duque y a sus partidarios
por quedarse de brazos cruzados mientras cientos de activistas
izquierdistas y más de 150 ex rebeldes han sido asesinados desde el
acuerdo de paz de 2016, que pretendía poner fin a medio siglo de lucha
en el país sudamericano.
“Cuando firmamos el acuerdo de La Habana, lo hicimos con la
convicción de que era posible cambiar la vida de los humildes y los
desposeídos, pero el Estado no ha cumplido ni con la más importante de
sus obligaciones, que es garantizar la vida de sus ciudadanos y
particularmente evitar el asesinato por razones políticas”, dijo Marín,
más conocido por su alias, Iván Márquez.
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En el video, Marín _hablando desde lo que dijo que eran las selvas
occidentales de Colombia en la selva amazónica_ apareció junto a varios
ex líderes de las FARC, incluso el ideólogo Seuxis Hernández, alias
Jesús Santrich, quien abandonó el proceso de paz después de que Estados
Unidos solicitó su arresto por cargos de drogas.
Rodrigo Londoño, quien fue el máximo comandante militar de las FARC y
que ahora dirige un partido político con las mismas siglas, se
distanció de sus antiguos compañeros, con quienes las relaciones han
sido tensas en el último año.
En una entrevista con Blu Radio pidió disculpas a sus compatriotas y a
la comunidad internacional, diciendo que la gran mayoría de los
rebeldes siguen comprometidos con el proceso de paz a pesar de los
crecientes riesgos de seguridad.
“Yo tengo dos sentimientos encontrados”, dijo Londoño, más conocido
por su alias Timochenko. “Primero, es una desafortunada noticia, pero a
la vez también coloca las cosas en su sitio. Se acaba esa ambigüedad
porque estábamos en una situación muy compleja desde hace rato”.
Unos 7.000 rebeldes entregaron sus armas a observadores de las
Naciones Unidas como parte del acuerdo negociado con el apoyo de Estados
Unidos, Cuba y Noruega, pero los grupos rebeldes más pequeños y las
bandas de narcotraficantes han llenado el vacío dejado por los rebeldes
de las FARC que se retiraron, dejando a muchos colombianos frustrados
con la lentitud con la que se implementó el acuerdo.
No hubo una reacción inmediata del gobierno de Duque.