Un informe entregado esta semana por el Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD) coloca el país entre los cinco de peor calidad
democrática de 24 evaluados en América Latina y el Caribe, con
puntuación de 54 sobre 100, con deficiencia en 48 por ciento de 108
indicadores, 32 por ciento aceptables y sólo 20 por ciento
satisfactorios.
El estudio indica que los déficits de la democracia dominicana no son
coyunturales, sino estructurales y contrastan con el progreso económico,
que no se refleja en el institucional y social, con creciente
desconfianza en las instituciones estatales y los partidos políticos,
registrando una reducción de la libertad de expresión.
Democracia en descenso
El informe parte de los avances logrados por la República Dominicana, al
haber encabezado la transición democrática a partir de 1978, pero con
degradación a principios de los noventa. Tras el fraude electoral de
1994 cayó a la puntuación más baja, 0.28 en el índice de Democracia
Electoral del Instituto V-Dem de la Universidad de Gotemburgo, en
Suecia, para alcanzar la más alta, 0.72 en el 2002.
Las “grandes mejoras” registradas en el periodo de reformas, desde 1994 a
principios de la década del 2000, se evaporan desde mediados de la
década del 2010, con retrocesos en calidad de las elecciones, uso
arbitrario de la publicidad estatal, autocensura y falta de diversidad
de opinión en los principales medios de comunicación, niveles muy bajos
de transparencia en la financiación privada de los partidos y
deficiencias democráticas en las prácticas partidistas.
En el 2017 la puntuación dominicana se redujo a 0.54 colocándose en la
posición 20 de 24 países de América Latina y el Caribe incluidos en el
índice de democracia electoral, donde sólo aparecen con peor puntuación
Honduras, Haití, Nicaragua y Venezuela, esta última con 0.27, siendo las
mejores Costa Rica, Chile y Uruguay, entre 0.89 y 0.86. En elecciones
libres y justas el país mantiene la misma puntuación y posición, pero
Nicaragua y Venezuela en el último escalón con 0.28, mientras Chile
encabeza con 0.97, seguido de Costa Rica y Uruguay, con 0.96.
Dimensiones y componentes
La calidad democrática medida por el estudio del PNUD, de 196 páginas,
parte de seis dimensiones: Derechos políticos y sistema electoral,
Derechos fundamentales, Estado de Derecho, Calidad de la gestión
pública, Calidad de vida y equidad social y económica, y Cultura
política democrática. Estas dimensiones tienen a su vez 22 componentes
desagregados en 108 indicadores.
El semáforo de indicadores dominicanos arroja un déficit democrático en
el 48 por ciento de los indicadores, con sólo 20 por ciento
satisfactorios y 32 por ciento aceptables. El informe partió de cruces y
sistematización de fuentes de variada adscripción ideológica y
metodológica, como 15 índices y encuestas de organismos multilaterales y
de organizaciones internacionales de la sociedad civil, y nueve
encuestas nacionales con datos oficiales de entidades estatales.
En la primera dimensión, Derechos políticos y electorales, hay 30
indicadores, en los que RD recibe partes iguales entre satisfactorios,
deficitarios y aceptables, Con la puntuación más baja entre 23 países de
la región, y la peor desde la transición democrática iniciada en 1978,
en medios de comunicación críticos y en compra de votos, por una
práctica generalizada en el territorio y por la mayoría de los actores
políticos relevantes.
En censura gubernamental la posición 20 de 23 países, y en libertad de
expresión sólo supera a Honduras, Nicaragua y Venezuela. Recoge el
índice de FreedomHouse que hasta el 2000 tenía al país en la categoría
de libre, pero desde entonces lo degradó a parcialmente libre. También
es alto el déficit en libertad de asociación, sólo mejor que Ecuador,
Venezuela y Nicaragua. En injerencia del gobierno en los partidos de
oposición, solo superado por Venezuela y Nicaragua.
Sistema frágil y vulnerable
En ninguno de los 14 indicadores de Derechos fundamentales el país tiene
una situación satisfactoria, con 7 aceptables y otros tantos
deficitarios, entre estos derechos de mujeres e inmigrantes. En Estado
de Derecho, de 21 indicadores sólo 2 aparecen satisfactorios y 4
aceptables, con 15 deficitarios. Aparece mejor en Calidad de la gestión
pública, con 3 indicadores satisfactorios, 6 aceptables y 4
deficitarios.Peor en Calidad de vida y equidad, con 5 satisfactorios y 5
aceptables, pero 16 deficitarios. Y en Cultura Política 3 indicadores
aceptables y 1 satisfactorio.
Se observa un Poder Ejecutivo con amplio margen de discrecionalidad, lo
que afecta negativamente el imperio de la ley y el respeto a los
derechos fundamentales. Como positivo se destaca alto nivel de
participación cívica, tercero mejor en la región y en democracia local y
gestión municipal.
En las consideraciones finales del estudio se plantea que un balance tan
deficitario de la calidad democrática de la RD, con sólo 20 por ciento
de indicadores satisfactorios, “sugiere un sistema frágil y vulnerable a
turbulencias políticas, económicas o sociales, de origen interno o
externo”. Plantea que “los déficits de la democracia dominicana no son
coyunturales, sino estructurales, afectan a los pilares de la
institucionalidad y tienen efecto sobre la relación de la ciudadanía con
el poder y consigo misma, así como sobre las dinámicas de poder entre
las tres ramas vertebradoras del Estado”.
Contrastes con la economía
El informe refleja el contraste de los déficits de la democracia
dominicana con el crecimiento del producto bruto interno en las primeras
dos décadas del siglo. “El progreso económico no fue acompañado por
progreso institucional ni social, ni por una mejora sustancial en la
distribución de la riqueza. Las desigualdades económicas, sociales y
políticas están presentes y son transversales a todas las dimensiones,
componentes e indicadores estudiados”, se expresa en las consideraciones
finales.
No se puede llegar a otras consideraciones cuando se registra un aumento
progresivo de la desconfianza de la ciudadanía en todas las
instituciones fundamentales del Estado y en los partidos políticos,
ampliamente documentada en el estudio coordinado por la Unidad de
Gobernabilidad Democrática del PNUD en el país, con participación del
Instituto de investigación para el Desarrollo y con la asesoría de la
politóloga dominicana Rosario Espinal y del uruguayo Miguel Manzi.
Concluye en que el resultado de los indicadores, con sólo 20 por ciento
satisfactorio “no autoriza a ser complaciente, sino que obliga a las y
los dirigentes nacionales, en los ámbitos político, económico, académico
y social, a actuar sobre las prioridades que señalan las evidencias,
con la urgencia que reclaman las circunstancias”.
Sostiene que la democracia dominicana sigue en construcción, “acosada
por amenazas globales y tentaciones autoritarias”, y que no hay mejor
proyecto ni obligación más severa para sus dirigentes que preservarla y
fortalecerla, y que a esos propósitos quiere contribuir el informe
presentado el 26 de marzo, justo al concluir la misión del español
Lorenzo Jiménez de Luis, quien estuvo durante más de cinco años y medio
como Representante Residente del PNUD en la República Dominicana, y fue
condecorado la semana pasada por el gobierno.-