NACIONAL
Cabizbaja, serena y con pasos lentos caminaba la
señora Grisela Abreu, de 86 años, hacia el panteón donde reposan los
restos de sus tres hijos y una nieta, en el Cementerio Nacional Máximo
Gómez. Su avanzada edad y condición de salud no le permiten desplazarse
hacia ese lugar cada vez que quiere, pero ayer era crucial: se
conmemoraba en el país el Día de los Fieles Difuntos.
Era mediodía cuando llegó a la zona. En su mano derecha llevaba una
funda negra llena de flores. Lentamente se agachó encima de un muro.
Mientras observaba las lápidas de sus familiares comenzó a llorar. No
tenía lágrimas, pero los sollozos y pómulos rojizos delataron el dolor
que trataba de contener.
Pasado unos minutos se pasó la mano sobre el rostro. Varias lágrimas
comenzaron a descender. No dejaba de mirar aquel lugar que en su
interior tenían varias flores marchitas por el tiempo.
Mientras pasaban los minutos, el dolor se hacía notar más. Cuando los
“buscones” comenzaron a limpiar el lugar que se encontraba lleno de
polvo y telaraña, sus ojos vidriosos y voz entrecortada le acompañaron
al hablar. En ese momento comenzó a narrar cómo su vida se vio
quebrantada desde el año 2003.
En tres años diferentes; 2003, 2004 y 2016, había perdido a sus seres
queridos. Uno de sus hijos falleció a causa de un derrame cerebral.
Otro por problemas cardiovasculares. El tercero quedó paralítico, debido
a un accidente vehicular del que no pudo sobrevivir.
En ese trágico accidente también perdió la vida su nietecita, quien
tenía apenas ocho años de edad. “Una lucecita se había apagado”.
Al igual que la señora Abreu, decenas de dominicanos se observaron
con flores, velas y velones en manos durante la mañana y tarde de ayer
mientras visitaban las lápidas de sus familiares en el parque cementerio
Puerta del Cielo, ubicado en el kilómetro 23 de la autopista Duarte; en
el Cristo Redentor, de Los Girasoles y el Cementerio Nacional de la
Máximo Gómez.
Los vendedores que se ubicaban en uno de los perímetros del
Cementerio Nacional expresaron que la afluencia de personas en este año
fue bastante escasa. Las flores que desde ayer estaban colocadas en el
lugar, aún permanecían prácticamente intactas.
“Aquí han venido pocas personas. Las ventas han estado muy pobres. Ni
las flores, ni velas y velones han tenido salida”, expresó una de las
vendedoras.
Misa
En horas de la mañana de ayer viernes, cientos de familiares
participaron de una misa para conmemorar el Día de los Fieles Difuntos
en el parque cementerio Puerta del Cielo. El evento fue oficiado por
monseñor Faustino Burgos Brisman, quien es obispo auxiliar de la
Arquidiócesis de Santo Domingo, y fue asistido por el padre Roberto
Solano, párroco del camposanto.
El obispo pronunció varias palabras esperanzadoras. Pidió a los
parientes permanecer alegres y en gozo porque la muerte significa que
los familiares se han adelantado hacia la morada del Señor. También les
encomendó orar y tener fe por el alma de sus seres queridos.
La eucaristía se celebró para rendir tributo a los más de cuatro mil difuntos que se encuentran en el cementerio.
Al finalizar la misa, los presentes se dirigieron hacia el “Mural de
los recuerdos”, en el que colocaban mensajes a sus seres queridos. Las
lágrimas y manos temblorosas se apoderaron de varios de los familiares
al momento de escribir “un mensaje” para los difuntos.
El ambiente estuvo cargado de melodías clásicas que eran tocadas por
violinistas. Los familiares llevaban flores a sus fieles difuntos, las
cuales fueron colocadas sobre las lápidas, se sentaban frente a ellas,
algunos lloraban, otros solo permanecían en silencio y cabizbajos.
Las melodías de las canciones “Amor eterno” de Rocío Dúrcal y “Mi
querido viejo” del artista Piero paralizaron el ambiente. Los jóvenes,
adultos y ancianos que se encontraban presentes comenzaron a reflejar
una mirada triste. Algunos de ellos cantaban y llevaban a su pecho sus
manos como muestra de amor y como símbolo de un “te extraño”.
FUENTE: LISTIN DIARIO
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