Algunas ciudades abren sus cafés, otras sus escuelas y la vida
intenta retomar su curso con precauciones en Europa y en un planeta
paralizado por la pandemia, que causó más de 304.000 muertos y continúa
provocando estragos en países como Estados Unidos, Brasil o Rusia.
Más
de cinco meses después de que la COVID-19 apareciera en China, el mundo
va aceptando la idea de convivir con las limitaciones y el miedo
impuestos por este nuevo coronavirus, que según la Organización Mundial
de la Salud (OMS) quizá "nunca desaparezca".
Y paralelamente, se redoblan los esfuerzos para reactivar la economía, sumida en una recesión sin precedentes.