Hace un mes vivían en Nueva York y cada día era una aventura, ahora
están aisladas en un edificio con vistas al epicentro mundial de la
pandemia del COVID-19. Solas, lejos de sus seres queridos y adaptándose a
nuevas situaciones laborales, un grupo de vecinas abren a Efe sus vidas
y coinciden en que es un momento impactante.
Lilia, Érika,
Courtney o Jennifer viven en un 'co-living' para mujeres profesionales y
becarias al oeste de Manhattan, una residencia para unas 370 personas
con habitaciones de unos 8 metros cuadrados, espacios comunitarios para
hacer vida social y un cátering, pero que en las últimas semanas ha ido
vaciándose visiblemente tras la paralización de negocios.
'Hay
días donde estoy triste y digo: no me puedo creer que estoy viviendo
esto en Nueva York. Varios familiares y amigos de México me dicen,
'regrésate ya', pero no tiene sentido irme, porque también voy a estar
resguardada allí y con probable contagio a los demás', explica Lilia,
una veinteañera mexicana que trabaja 'en diplomacia' y describe el
'shock' de la pandemia.