En medio de
una inusual tormenta de críticas por la gestión de la epidemia del
coronavirus, y en particular por la paradójica muerte del doctor Li
Wenliang, llegó hoy a Wuhan el equipo que investigará la muerte del
médico, el primero en dar la alarma y ser reprendido después por las
autoridades por 'difundir rumores'.
El grupo, enviado a Wuhan por
la Comisión Central para la Inspección Disciplinaria, realizará sus
pesquisas 'relacionadas con la muerte del doctor Li Wenliang de manera
concienzuda', informó hoy el propio organismo, espoleado por el
descontento popular particularmente patente en las redes sociales desde
la noche del jueves, cuando comenzaron los rumores del fallecimiento.
La muerte de Li se ha convertido en una farsa en China,
y el régimen que lo reprendió por alertar a su compañeros y amigos de
que tomaran precauciones ante una posible nueva enfermedad se hace eco
de su duelo a través de la prensa estatal: 'La nación guarda luto por la
muerte del médico que sucumbió al virus', titula hoy China Daily, por
ejemplo.
Por la liberad de expresión
En
un acto de valentía cuyas consecuencias tienden a ser funestas en
China, el profesor de la Universidad Normal de Wuhan Tang Yiming y otros
colegas de profesión emitieron una carta abierta. Sin destinatario,
pero con un mensaje claramente dirigido a las autoridades.
'Si las palabras del doctor Li no se hubieran considerado rumores,
si cada ciudadano estuviera autorizado a hacer uso de su derecho de
decir la verdad, no estaríamos en este desastre, no tendríamos una
catástrofe nacional de impacto internacional', reza la carta, citada por
el rotativo hongkonés South China Morning Post.