En 2013, con
16 años y antes de uniformarse como profesional ya tenía US$2.7
millones garantizados de los Cubs y con 22 abriles, en marzo pasado, sin
haber tomado un turno en las Grandes Ligas, rubricó una histórica
extensión con los White Sox que le endosará US$43 millones hasta 2024.
Y
pueden llegar hasta los US$75,000,000 hasta 2026, un pacto sin
precedentes solo emulado a acordados por adultos japoneses y cubanos.
La
primera temporada de Eloy Jiménez se limitó a 122 partidos por
molestias en el tobillo derecho, corva, codo y cintura, pero esos 468
turnos fueron suficiente para confirmar lo que pronosticaban hasta las
estadísticas de última generación.
El
corpulento jardinero (6’4 y 205 libras) despachó 31 vuelacercas,
remolcó 79 vueltas con una línea ofensiva de .267/.315/.513 en promedio
de bateo, embasarse y extrabases mientras lograba un wRC+ de 116, es
decir, contribuyó un 16% más que el jugador promedio de la liga y
terminó con 1.9 victorias sobre jugador reemplazo (fWAR).
Para
encontrar el otro dominicano que superó la treintena de vuelacercas en
su primer año hay que irse a 2001 cuando Albert Pujols terminó con 37
para los Cardenales.
Un poder en el madero que lo inscribe como
candidato para renovar una de las mayores promociones de jonroneros
dominicanos con los días contados, como el caso de Edwin Encarnación,
Nelson Cruz y José Bautista.
Pero entre el fichaje que ganó
titulares al ser el más alto de su clase y ese estreno deslumbrante
“hubo sus claveles”, como aclara su padre, Luis, compañero inseparable
en la travesía.
Jiménez vio cómo jugadores de esa zafra 2013 como
Rafael Devers, Gleyber Torres, Yoan Moncada y Víctor Robles se
establecieron primero en la Gran Carpa y otros como Juan Soto, Fernando
Tatis III y Vladimir Guerrero Jr., (firmados en 2015) dispararon sus
bonos antes que él.
“Casi todo me sorprendió, la tecnología de
Grandes Ligas, los pitcheos de Grandes Ligas, hasta los mismos pitchers
son muy diferentes a liga menor”, dijo Jiménez a DL, tras finalizar una
jornada de trabajo en la playa de San Soucí.
Jiménez solo
descansó 20 días, en la actualidad se entrena en arena para fortalecer
las piernas, hace gimnasio para robustecer unos hombros fatigados tras
jugar la cifra récord de partidos en un año y toma prácticas de bateo
bajo la supervisión del entrenador que lo formó en su etapa de
prospecto, Amaury Nina.
Junto a Jiménez se entrena una jornada
matutina-vestertina Arístides Aquino, otro producto de Nina, que se ha
estrenado en la MLB con 20 jonrones en solo 56 partidos.
“Creo
que hasta el mismo próximo año podemos competir”, adelante sobre unos
Medias Blancas repletos de talentos con joyas como los cubanos Moncado,
Luis Roberts y el estadounidense Lucas Giolito.
Steamer proyecta que en 2020 subirá su producción jonronera a 34 y de remolcadas a 94 con mejoras en sus porcentajes ofensivos.
La
posibilidad de jugar con los Gigantes del Cibao, como había dicho hace
unos días, ahora está en el aire. “Vamos a ver, vamos a dejarlo en
duda”, dice el jardinero izquierdo, que identifica al cubano José Abreu
como su tutor en Chicago.