Los israelíes votaban el martes en unas elecciones parlamentarias
cruciales que determinarán si el primer ministro, Benjamin Netanyahu, se
mantiene en el cargo tras una década en el poder.
Ante la perspectiva de posibles cargos por corrupción,
Netanyahu está buscando su cuarto mandato consecutivo y el quinto en
total. Si lo consigue se convertiría en el político que más años ha
gobernado el país, superando al padre fundador David Ben-Gurion.
Uno de sus principales rivales es el jefe militar retirado Benny
Gantz, cuyo partido Azul y Blanco se situó por delante del Likud de
Netanyahu en las encuestas. Netanyahu sigue el candidato mejor situado
para formar una coalición de gobierno, con un puñado de formaciones
nacionalistas más pequeñas respaldándolo.
Gantz votó en su localidad natal, Rosh Haayin, en el centro del país,
junto a su esposa, Revital, y pidió a los israelíes que hagan lo mismo y
“asuman la responsabilidad” por su democracia.
“Vayan a votar. Elijan a la persona en la que crean. Respeten a demás
y levantémonos en un nuevo amanecer, una nueva historia”, dijo.
Netanyahu acudió poco después a un centro electoral de Jerusalén
acompañado por su esposa, Sara, e instó a los israelíes a votar
apuntando que es un “acto sagrado”.
Los comicios se han convertido en un referéndum para Netanyahu y sus
13 años en el poder, y las cuestiones existenciales que enfrenta el país
apenas se han discutido en campaña. El primer ministro, de 69 años, ha
sido la fuerza dominante en la política israelí las dos últimas décadas y
la cara visible de la nación en el mundo.
Pero los escándalos de corrupción que lo salpican han cansado algo a
los votantes, y en los últimos días prometió anexionar asentamientos
judíos en Cisjordania si sale reelegido, una medida que podría
sentenciar las ya escasas esperanzas de establecer un estado palestino
junto a Israel, algo que Netanyahu había cuestionado antes.
“Es hora de cambiar”, dijo Barry Rifkin, un residente de Jerusalén.
Los centros de votación abrieron sus puertas a las 07:00 de la mañana
y las encuestas de salida se esperan para el cierre de las urnas, a las
22:00. Alrededor de 6,4 millones de israelíes están llamados a votar en
más de 10.000 centros. La jornada electoral es feriado nacional y se
espera una alta participación por el buen tiempo.
Los resultados oficiales empezarán a conocerse en la madrugada del
miércoles, pero el veredicto oficial podría demorarse más por la
fragmentación de la política israelí.
Hasta media docena de partidos rozan el umbral para entrar en el
Knesset, el parlamento israelí. Si alguna de estas formaciones no logra
el 3,25% del total de los votos requerido para obtener representación en
la cámara, podría tener un drástico impacto sobre quien formará la
próxima coalición.
El ejecutivo israelí necesita una mayoría parlamentaria para gobernar
y, como ningún partido ha logrado nunca más de la mitad de los 120
escaños del Knesset, es necesario formar una coalición.
Netanyahu y Gantz han descartado gobernar juntos, por lo que la
identidad del próximo primer ministro se definirá por el número de
partidarios que logre reclutar cada uno de los candidatos.
El presidente del país, Reuven Rivlin, podría desempeñar un rol
importante. Aunque su puesto es básicamente ceremonial, es el encargado
de elegir al candidato con más opciones de formar una coalición de
gobierno estable como primer ministro.