Sin su larga cabellera, con un corte de pelo y cerquillo simétricos y una contextura corporal diferente a la del 8 de febrero del 2018, cuando fue apresado por asesinar a su pareja y sus tres hijastros, así lucía Víctor Alexander Portorreal “Chamán Chacra”, en el Primer Tribunal Colegiado del Distrito Nacional que lo condenó a 30 años de prisión.
El evidente cambio físico del hombre, también apodado “El Metálico”, que se vestía con ropa negra y anillos exóticos, se evidenció en su vestimenta. Con tenis Jordan 23, un t-shirt de la misma marca y un jean negro estuvo en el tribunal, luciendo este atuendo a la moda, similar al de otros jóvenes que, a fuerza de trabajo, pueden comprar la “pinta” deseada.
Pero su estilo contrasta con lo solitario que estaba en el tribunal, donde no había parientes ni amigos, solo dos defensores públicos. Y surgen interrogantes de ¿Quién financia su atuendo?, ¿qué alimentos ingiere que lo han hecho aumentar de peso? Siguen otras como, ¿quién paga el corte de pelo y la rasurada que hace que su rostro luzca fresco y “hasta relajado”?
El martes (antes de ayer), estaba con sus tenis altos, blanco con negro, un jean color negro y un poloshirt a rayas morado con negro, que le daban el aspecto de “bien vestido”, a quien mató a Reyna Isabel Encarnación y a los tres hijos de esta de 10, 9 y 6 años, el nefasto 4 de febrero, aunque los cuerpos fueron hallados cuatro días después.
Ayer, escuchó su sentencia a la pena máxima con un t-shirt Jordan ceñido al cuerpo de color negro y mangas grises, un pantalón negro jean y sus tenis con la marca del astro de la NBA, Michael Jordan.
Se mantenía sereno
En la sala de audiencia, mientras se llevaba a cabo el proceso, se mantenía sereno y en ese mismo estado escuchó el veredicto de los jueces que indica que estará tras las rejas por 30 largos años.
Sentado en medio de sus dos abogados de la defensa pública, escuchó los informes del técnico del Departamento de Investigación de Crímenes y Delitos de Alta Tecnología (Dicat), de la médico legista, los representantes de ministerio público y demás, solo se ponía las manos en la boca y una que otra vez inclinaba la cabeza. Algo a destacar era que nunca miraba hacia atrás, ni ayer ni en el primer día del juicio, casi siempre permaneció mirando hacia el suelo. De repente, cuando le tocó su turno pidió perdón a la sociedad, su rostro se acongojó y daba la impresión que iba a llorar, algo que no sucedió. Explicó que no se suicidó porque de esa forma no pagaría por el hecho.
FUENTE: LISTIN DIARIO
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