INTERNACIONAL
SANTIAGO DE CHILE. El papa Francisco pedirá perdón a la diócesis
chilena de Osorno, a la que impuso un obispo señalado como encubridor de
abusos sexuales y a quién tardó más de tres años en remover, dijo el
martes uno de los enviados del pontífice.
“Hemos venido a pedir
perdón”, aseguró en el aeropuerto el sacerdote español Jordi Bertomeu,
funcionario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que viajó
junto con monseñor Charles Scicluna, considerado el mejor investigador
de abusos sexuales de El Vaticano. Ambos estarán entre el 12 y el 19 de
junio en Chile, la mitad en Santiago y la otra mitad en Osorno, 950
kilómetros al sur de la capital chilena.
Por la tarde Scicluna
leyó un comunicado donde señaló que su misión “tiene el encargo de
manifestar la particular cercanía del papa con la diócesis de Osorno y
su querido pueblo” y otorgar ayuda técnica a las diócesis chilenas “para
que puedan dar respuestas adecuadas a cada caso de abuso sexual de
menores cometidos por clérigos o religiosos”.
Un funcionario del
arzobispado de Santiago informó que como hay “muchas solicitudes de
entrevistas” con los enviados papales para entregar denuncias, una
residencia aledaña a la Nunciatura se convertirá en el “punto de
recepción de la santa sede” de informaciones de abusos.
Scicluna y
Bertomeu son responsables de un informe de 2.300 páginas que elaboraron
tras recoger 64 testimonios de agresiones sexuales en febrero pasado,
lo que llevó a Francisco a afirmar a fines de mayo que en la iglesia
chilena hay “una cultura del abuso y del encubrimiento”, una afirmación
inédita de un papa sobre la institución católica.
La visita de
Scicluna y Bertomeu a Osorno se interpreta como un gesto de Francisco
hacia un laicado que sufrió por el polémico nombramiento de Barros, a
quien Francisco nombró obispo en enero de 2015 pese a saber que víctimas
de abusos sexuales lo habían denunciado por encubrir a Francisco
Karadima, el mayor sacerdote pedófilo de la historia chilena, según una
carta firmada por el mismo pontífice y que fue revelada en enero por The
Associated Press.
Sin embargo, Francisco tardó en dar la razón a
los denunciantes y en el pasado llegó a calificar a los opositores de
Barros como “tontos” y “zurdos”.
Juan Carlos Claret, vocero del
laicado que se opuso a Barros, dijo a la AP que esperan que “no se nos
imponga un perdón como una exigencia para reconciliarnos, sino que con
el perdón se nos restituya la dignidad que el papa nos arrebató”. Añadió
que “no porque el papa esté arrepentido significa que mágicamente se
soluciona el problema”.
En la víspera Francisco removió a Barros y
a los prelados de Puerto Montt y Valparaíso que cumplieron la edad para
jubilar, aunque exseminaristas revivieron acusaciones contra el
extitular de Valparaíso por “abusos de conciencia de índole sexual”.
Consultado
Bertomeu si el pontífice removerá a más obispos, respondió que “eso
tenemos que dejarlo en sus manos, pero tenemos que estar todos
expectantes que las cosas saldrán muy bien”.
Los 31 obispos
activos chilenos renunciaron en mayo en El Vaticano, a donde fueron
llamados de urgencia por el papa, quien les dijo que durante las últimas
décadas se alejaron de los laicos, escucharon a medias o no escucharon a
las víctimas, no investigaron o lo hicieron someramente y destruyeron
material comprometedor, entre muchas otras críticas, según un documento
de trabajo divulgado por la prensa.
DIARIO LIBRE
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