REDACCIÓN INTERNACIONAL.– Una desconocida “enfermedad X” se coló en 2018 en la lista que confecciona la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre las bacterias o virus capaces de provocar una epidemia mundial.
Acompañaban a la enfermedad X, algunas tan conocidas como el ébola y el virus del Zika; la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo o la fiebre de Lassa; y el síndrome respiratorio por coronavirus de Oriente Medio (MERS- Cov).
Completaban la relación de estos patógenos infecciosos indicados por la OMS – en total son nueve- el síndrome respiratorio agudo grave (SARS); la infección por el virus Nipah; y la fiebre del valle del Rift (RVF).
Pero… ¿Qué quiere decir la OMS cuando habla de la enfermedad X?
Para desentrañar el misterio, EFEsalud habló entonces con la doctora Natalia Rodríguez, médico del Servicio de Atención al Viajero Internacional del Hospital Clínic de Barcelona e investigadora de ISGlobal, centro impulsado por la Fundación “La Caixa”.
“Sabemos que puede aparecer una nueva pandemia, como ha pasado con el zika, y sabemos que hay muchas enfermedades emergentes repartidas por el mundo, pero es muy difícil confeccionar un modelo que prediga cual va a ser el patógeno en concreto que pudiera provocar una pandemia”.
Desde el cambio climático hasta un posible agente químico, sin olvidar la zoonosis, que es cualquier enfermedad que se transmite de forma natural del animal al ser humano.
De esta coctelera puede salir esa enfermedad X desconocida, ante la que, y en la medida de lo posible, los sistemas sanitarios deben estar alerta.
Así parece que “la próxima pandemia, y un poco entre comillas, podría ser un virus y digamos tiene más números una zoonosis de la zona de Asia, según algunos modelos predictivos”.
La zoonosis fue causante, sin ir más lejos, del VIH y del ébola.
“Y lo que dice la OMS al incluir esta enfermedad X, es que sabemos que en este mundo globalizado en algún momento puede saltar una pandemia, y hay que estar preparados para esta enfermedad desconocida que puede venir”.
Lo que la agencia sanitaria de Naciones Unidas pretende “es que todo el mundo esté en la misma página”.
“La idea general es que todos los estados miembros sean conscientes, y qué medidas se pueden ir preparando desde ya, para intentar que tenga la menor repercusión posible”.
También, advierte la investigadora, “hay muchos imprevistos que no podemos meter en esa coctelera como pasó con el zika, que de repente saltó a Brasil de una manera masiva”.
Enfermedad X: el sida lo pudo ser en un inicio
Igual, afirma la investigadora, sí se podría decir que el sida fue en un inicio una enfermedad X.
“Inicialmente no se sabía de qué iba ni de dónde venía -al final toda enfermedad emergente podría serlo- y se convirtió en una pandemia global, y con una característica común que es que cuando se transmite de persona a persona, tenemos la mecha para que sea más difícil de controlar”.
El listado confeccionado por la OMS le parece bien a Natalia Rodríguez porque explica que son enfermedades “con brotes” en 2018.
“Por ejemplo, la fiebre de Lassa. Ha habido un brote reciente
en Nigeria que ahora está bajando, pero es verdad que ha provocado
bastantes casos y con posibilidad de expansión internacional”.
También
cita la investigadora el coronavirus de Oriente Medio, que apareció en
2012 en Arabia Saudí “y que realmente sigue estando endémico”.
En 2015 provocó “una mini epidemia en Corea, con lo cual me parece bastante acertado que también esté en la lista”.
Las más desangeladas
En el documento, considera Natalia Rodríguez, están las “más desangeladas” en el sentido de que hay poca investigación o infraestructura sanitaria que les pueda hacer frente.
En su opinión, la relación de la OMS, refuerza la idea de que todos los sanitarios tienen que tener en mente que una pandemia por alguna de estas enfermedades puede suceder.
El hospital Clinic de Barcelona, recuerda, es un hospital de referencia en el territorio español, que cuenta con protocolos para saber como actuar ante cualquier sospecha.
“Hay centros-apunta- que sabemos más y estamos más atentos a los brotes, sobre todo los centros ubicados en países de renta alta”.
“Creo que el problema es en los países con sistemas sanitarios más debilitados, como por ejemplo Liberia, Sierra Leona o Guinea”, concluye la experta.
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