Producir poco es malo, pero para el sector arrocero producir mucho también lo es, pues afecta al sector y puede causar pérdidas importantes a los productores.
De acuerdo con expertos y productores consultados, existe una latente preocupación por lo que llaman una “sobreproducción” o “sobreoferta de inventario”, lo que indican que podría provocar un desinterés en la industria que afectaría a quienes se dedican a producir este cereal.
Consultados por Listín Diario, el presidente de la Federación Nacional de Productores de Arroz (Fenarroz), Marcelo Reyes, y el experto productor arrocero, Luis Yangüela, coincidieron en señalar la preocupación por las dificultades que esto puede representar y lo que esto implica para la rentabilidad de la comercialización de este rubro agrícola.
“El sector arrocero nacional está atravesando por una situación especial debido a un sobre inventario en las factorías de arroz, esto está provocando un desinterés en la industria que afecta de manera directa la poca rentabilidad del productor”, expresó Reyes.
Para Yangüela, la mayor dificultad del sector productor es la falta de planificación que deja ver el gabinete agropecuario. Explica que desde finales de 2020 se trae al país una importación de desabasto por encima del contingente del DR-Cafta. Esto sumado a la producción récord del año pasado y a la ralentización en el consumo de arroz, a su juicio ocasiona una sobreoferta de inventario.
Señala que era mandatorio sentarse con todos los actores del sector arrocero a planificar la siembra de este año, lo que dice “no se hizo” provocando que esos inventarios no permitan que se pueda recibir con la velocidad que se requiere el arroz cáscara que se está recolectando y peor aún el que falta de la segunda etapa que culmina en diciembre y que sin la planificación antes mencionada el arroz seguirá entrando sin parar al mismo ritmo que se sembró.
El experto productor de arroz expone que este año el costo de producción no afectó la cosecha por los subsidios que dio el Gobierno a los fertilizantes y a los productores con los RD$100 a los 120 kilos de arroz en cáscara en primera etapa de la siembra.
Sostiene que el programa de pignoración permite que el arroz almacenado pueda acceder a los préstamos de la banca nacional y el Gobierno, a través de la Unidad Ejecutora de Pignoración (UEPI), paga los intereses de esos préstamos, el almacén fiscal y el seguro, lo que sirve de mucho alivio a los productores.
Sin embargo, Yangüela refiere que como hubo que pignorar el sobre inventario y esto tampoco se planificó en el presupuesto de la UEPI, esta mantiene un retraso de tres meses en el pago a la industria, lo que dijo complica aún más la situación.
“Si no se asume una real planificación para la cosecha que viene y realmente se establece cuáles son las fechas de siembra, cuántas siembras se va a hacer en el año y se sigue sembrando sin control, va a llegar un momento en que los inventarios (…) van a afectar directamente a toda la cadena de la producción y la comercialización del arroz”, concluye Yangüela.
El productor arrocero César Espaillat, expresidente de Fenarroz, sugiere al Gobierno propiciar la construcción o reconstruir factorías, de las contempladas en la Reforma Agraria, para ayudar a los productores para que ellos mismos procesen su arroz y lo comercialicen.
“Muchos molineros no les gusta el arroz que se ha sembrado, porque tiene la cáscara un poco más gruesa y en el molino rinde menos”, puntualizó Espaillat.
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