El caso de la niña Liz María Sánchez se ha convertido en un desafío para el Ministerio Público luego de que el presunto asesino, Estarlin Francisco Santos complicara el caso al decir que su confesión inicial del crimen se produjo bajo amenaza o presión.
De
acuerdo con la opinión de expertos en derecho penal, a raíz de las
nuevas declaraciones, los investigadores tendrán que esforzarse más para
reunir pruebas que les ayude a probar el caso, a pesar de que aparezca o
no el cuerpo de la menor de nueve años.
El catedrático univesitario Enmanuel Rosario
opina que la fiscalía tiene “un reto mayúsculo, porque la confesión
realizada por el imputado fuera del proceso y sin la presencia de su
abogado, carecen de validez”.