POR EL NUEVO DIARIO
ESTAMBUL.- La tasa de mortalidad infantil se ha duplicado en las provincias de Turquía más afectadas por el terremoto de febrero de 2023, que dejó más de 50,000 muertos, señala un informe médico difundido este lunes por la prensa turca.
El estudio, realizado por el Colegio Oficial de Médicos (TTB) y el sindicato de trabajadores de la sanidad turcos, señala que, al cumplirse 18 meses del desastre, todavía existen grandes deficiencias en la atención sanitaria en las zonas afectadas.
Uno de los indicadores más preocupantes es el aumento de la mortalidad infantil, que se ha duplicado en tres de las cinco provincias más afectadas por el terremoto, subraya el estudio.
Turquía tiene una tasa de mortalidad infantil (fallecimiento de bebés en el primer año de vida) de 9,2 por cada 1,000 nacidos vivos, una tasa que triplica la media de la Unión Europea (UE), aunque está por debajo de la mayoría de los países latinoamericanos.
Pero en 2023, la tasa de la provincia de Hatay, la más destruida por los seísmos, pasó de 10,7 a 20,3, la de Kahramanmaras, de 9,0 a 20,8 y la de Adiyaman de 10,8 a 23,0, cifras comparables a las habituales en países como Irak, Argelia o Indonesia.
El informe de TTB no identifica una causa concreta para este aumento, pero enumera una multitud de factores, entre ellos la bajada de la calidad de la alimentación por falta de ingresos, que puede acarrear malnutrición, la reducción de infraestructuras sanitarias y la falta de médicos, y la infravivienda.
Un año tras el terremoto, aún vivían en casetas prefabricadas o, en algunos casos, en tiendas de campaña, unas 690,000 personas, según datos de las autoridades turcas.
La reconstrucción prometida por el Gobierno va más lento de lo previsto, especialmente en la ciudad de Antakya, capital de la provincia de Hatay, totalmente destruida por el terremoto, donde se produjeron 24,000 de los 53,000 muertos registrados.
Otro factor destacado es la contaminación aérea producida por las labores de desescombro, que liberan partículas de polvo de cemento y en algunos casos amianto, y el aumento de la producción de hormigón en las provincias afectadas.
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