Por Benjamín Silva Mercedes
Uno de los honores que tiene la ciudad de San Pedro de Macorís es la de haber erigido el primer monumento en todo el país en honor a los Padres de la Patria. Ese hecho ocurrió el 27 de febrero de 1911.
En una Sesión Ordinaria celebrada una semana antes por la Sala Capitular, su Presidente, Enrique Valdez, le pidió al Inspector de Escuelas allí presente, “que pasara una invitación a todas las escuelas para que todos los niños asistieran el día 27 a la consagración del monumento a los Padres de la Patria” (Pág. 271, libro de Actas No. 10).
Ubicado en el antiguo parque Salvador Ros, hoy “¨Padres de la Patria¨, frente a la Catedral San Pedro, este monumento fue levantado gracias a la iniciativa de una denominada Junta Patriótica, que contó con el apoyo económico, claro está, del cabildo de San Pedro de Macorís, que cooperó, según consta en acta, con más de dos mil pesos en materiales de construcción, que para la época era una suma extraordinaria.
En la parte occidental del monumento, que es donde está el busto de Duarte, se lee: “La Provincia Macorís a los Padres de la Patria 1911”.
Antes de esa inauguración, J. Humberto Docoudray le había pedido al cabildo, en carta pública a través del Listín Diario, que pusiera los nombres de Duarte, Sánchez y Mella a las principales calles de la ciudad. Y para diciembre de 1907, Félix Lluberes le había recomendado al cabildo que buscara la forma de cómo glorificar a Duarte, a Sánchez y a Mella (Pág. 496, libro de Actas No. 8).
Para el día inaugural no se pudo contar, como se había planificado, con el alumbrado de carburo, ya que, según el regidor Eduardo Ramírez, no se encontró en Santo Domingo el aparato que necesitaban. Como se sabe, San Pedro de Macorís tuvo luz eléctrica a a partir de octubre de 1912.
Con los fuegos artificiales que se iban a usar ocurrió lo siguiente: el ayuntamiento había contratado con unos hermanos pirotécnicos en Santo Domingo la elaboración de una cantidad equivalente a 100 pesos, de los cuales se les avanzaron 40.
Mientras uno de esos hermanos confeccionaba parte de esos fuegos artificiales, se produjo un accidente y perdió uno de sus brazos. La Sala Capitular decidió no cobrarle los 40 pesos abonados por razones de humanidad (Pág. 272, libro de Actas No. 10).
Es posible que por esos inconvenientes hubo la necesidad de cambiar el horario del momento de la inauguración. Esto produjo otro problema: la asistencia a ese acto tan solemne fue muy reducida. Ese mismo día se iba a inaugurar el nuevo y majestuoso Parque del Cuerpo de Bomberos Civiles de la calle Duarte. Y allí había comida y bebidas en abundancia.
Según oí una vez al eminente Almirante César De Windt Lavandier (Chiquitín), la mayoría del
pueblo prefirió irse, en lugar de aquella, a disfrutar de esta última inauguración, donde se dio
cita una gran parte de la comunidad de extranjeros que poblaban al San Pedro de Macorís de
aquellos años ya mencionados.
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