El gobierno de Nueva Zelanda declaró el martes estado de emergencia
nacional luego de que el ciclón Gabrielle azotó la Isla Norte, donde
arrasó carreteras, inundó casas y dejó a 100,000 personas sin
electricidad.
"Ha sido una noche difícil para los neozelandeses.
Muchas familias fueron desplazadas, muchas casas están sin energía",
declaró a periodistas el primer ministro Chris Hipkins, en Auckland.
"Hay grandes daños en todo el país", agregó.
La
declaración de emergencia fue firmada por el ministro de Manejo de
Emergencias, Kieran McAnulty, quien aseguró que se trata de "un evento
climático sin precedentes".
La luz del sol permitió ver la
magnitud del desastre, con carreteras lavadas por deslizamientos y casas
colapsadas sepultadas por lodo.
Árboles caídos tumbaron el tendido eléctrico y las inundaciones bloquearon varios caminos, dejando poblados enteros aislados.
Medios locales reportaron que algunas personas debieron salir nadando de sus casas en busca de seguridad.
"A
medianoche recibimos el aviso de emergencia llamando a evacuar",
recordó Jane Scott, pobladora de la comunidad costera de Muriwai, quien
tomó una linterna y algunos objetos esenciales y fue a buscar refugio en
un centro comunal cercano.
"Estaba totalmente oscuro y llovía a cántaros", contó a la televisión local TVNZ. "Daba mucho miedo".
El ciclón Gabrielle se formó cerca de la costa noreste de Australia el 8 de febrero, antes de avanzar por el Pacífico Sur.
Se
trata de la tercera vez que Nueva Zelanda declara estado de
emergencias. Las anteriores fueron con los ataques a las mezquitas de
Christchurch en 2019 y la pandemia del covid-19 en 2020.
"Este es
un desastre significativo con una amenaza real a la vida de los
neozelandeses", advirtió el ministro McAnulty, quien indicó que el estado de emergencia se extenderá siete días.
Anticipó que habrá más lluvias y vientos intensos para el martes, dificultando los esfuerzos de rescate.
"Los reportes recibidos por la noche son muy preocupantes", advirtió el ministro.
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