La
ciudad de Algeciras rindió homenaje este jueves al sacristán asesinado
el miércoles en un ataque con machete contra dos iglesias, cuyo presunto
autor, un marroquí de 25 años sin antecedentes, tenía desde junio una
orden de expulsión de España.
Además del sacristán fallecido, un
sacerdote resultó herido en este ataque a las dos iglesias ubicadas
cerca la una de la otra en el centro de esta ciudad portuaria en el
extremo sur de España, frente a las costas de Marruecos.
Centenares
de personas, con rostros compungidos y, algunos, llorosos, se
concentraron al mediodía de este jueves en la Plaza Alta de Algeciras,
frente a la iglesia de Nuestra Señora de la Palma, cerca de la cual fue
asesinado el sacristán.
Los asistentes guardaron un minuto de silencio mientras sonaban las campanas de la iglesia, constataron periodistas de AFP.
En
el sitio donde falleció el sacristán Diego Valencia fueron colocados
varios ramos de flores, cirios y una pequeña bandera de España.
Según
el Ministerio del Interior, el joven marroquí, a quien podía verse con
barba y sonriente en una foto tomada tras su arresto, entró pasadas las
18H00 GMT del miércoles a "la iglesia de San Isidro de Algeciras, donde,
armado con un machete, ha atacado al cura, dejándolo gravemente
herido".
"Posteriormente ha accedido a la iglesia de Nuestra
Señora de La Palma en la que, tras causar diversos destrozos, ha atacado
al sacristán", quien logró "salir de la iglesia pero ha sido alcanzado
por el atacante en el exterior, donde le ha causado heridas mortales",
según el ministerio.
Gravemente herido en el cuello, el
sacerdote, Antonio Rodríguez, fue operado la noche del miércoles y este
jueves se encontraba "fuera de todo peligro" y esperando el alta, según
informaron en un comunicado los Salesianos, su congregación religiosa.
- Expediente de expulsión -
Sobre
el sospechoso del ataque pesaba "un expediente de expulsión por
situación irregular" abierto "en junio pasado", un "procedimiento
administrativo (...) cuya ejecución no es inmediata", explicó en un
mensaje a periodistas un portavoz del Ministerio del Interior.
No tenía "antecedentes penales ni por terrorismo,
ni en España ni otros países aliados", abundó el portavoz, quien
aseguró que el sospechoso no había estado bajo vigilancia policial "ni
en los últimos días ni anteriormente".
Según varios medios españoles, el joven marroquí, detenido justo después del ataque, vivía cerca de las iglesias.
El
ministerio señaló que durante la madrugada del jueves se realizó un
registro en la vivienda del sospechoso y que "todos los efectos
intervenidos" están siendo analizando.
Aunque un tribunal abrió una investigación por presunto terrorismo, el gobierno ha declinado hasta ahora pronunciarse sobre la naturaleza de los hechos.
El
ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, quien afirmó que "no
hay terceras personas involucradas en los hechos", llegará en la tarde
del jueves a Algeciras "para seguir sobre el terreno las
investigaciones", señaló su oficina.
- Como en "una película" -
José
Manuel Calvo se encontraba en las oficinas de la iglesia de Nuestra
Señora de la Palma cuando escuchó los gritos del atacante. Otros
testigos "decían que estaba hablando de Alá", señaló a AFP.
En
esta ciudad de 120,000 habitantes, reinaba el estupor. "En esos
momentos, te crees que estás viviendo una película (...) No te lo
crees", expresó Juan José Marina, párroco de Nuestra Señora de La Palma,
quien esa tarde debió ausentarse de Algeciras y fue sustituido por el
sacristán.
"Si yo estoy vivo, es porque Diego ha muerto. Mi sitio era ése", dice Marina, visiblemente afectado.
- Sin "demonizar a colectivos" -
Tras los ataques, se multiplicaron los llamados a la convivencia y a evitar culpar a algún colectivo.
César
García Magán, secretario general de la Conferencia Episcopal Española,
dijo en un evento con periodistas que fueron "hechos condenables,
injustificables, execrables", pero advirtió del "peligro de demonizar a
colectivos".
"Ha sido algo que se escapa a toda lógica",
manifestó a la radio pública RNE Dris Mohamed Amar, portavoz de la Unión
de Musulmanes en la zona, quien dijo esperar "que sea un caso aislado,
de un loco, un demente, y no algo premeditado".
Los últimos
atentados yihadistas graves en España se remontan a agosto de 2017 y
ocurrieron en Barcelona y la localidad balnearia de Cambrils, ambas en
Cataluña. Los ataques, reivindicados por el grupo Estado Islámico,
dejaron 16 muertos y 140 heridos.
CREDITOS A DIARIO LIBRE
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