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El 39.5% de las mujeres dominicanas son jefas de hogar


 

EL SEIBO. Mucho se ha oído hablar de la frase “la familia es la base de la sociedad”, aunque pareciera cliché no es menos cierto que esta es un componente básico social. Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos (ONU, 1948): “la familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado”.

Su evolución en las últimas décadas ha ido, poco a poco, transformándola, predominando ampliamente la compuesta por madres solteras. “La familia tradicional nuclear está sufriendo cambios las últimas décadas. Es una realidad”, expone el sociólogo y catedrático Wilson Castillo

MUJERES AL MANDO DEL HOGAR

Estudios realizados en los últimos tiempos demuestran que los cambios en las sociedades contemporáneas, generaron una reducción en el pre[1]dominio de la familia nuclear. El tipo monoparental, compuesta por un solo progenitor, representa aproximada[1] mente el 13% del universo de hogares en la región latinoamericana.

El porcentaje de niños en Brasil que vive en familias y con ambos padres se redujo de 76% a 69%. En Ecuador se redujo de 80% en el año 1995 a un 73% en 2014. En República Dominicana, la Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (Enhogar 2018), encontró que un 39.8 % de mujeres eran jefas de hogar.

Además, se descubrió que, de un total de 38,548 hogares encuestados, el 17.7% estaba dirigido por hombres separados de una unión libre y por 5.3 % solteros. Datos más recientes, correspondientes a EnHogar-20211, recogieron que, referente a las características de los hogares, el porciento anterior se redujo y, las jefaturas de mujeres en las casas, alcanzó el 39.5%.

La encuesta recoge datos con seis tipos de hogares entre ellos el monoparental, nuclear y extenso. Especifica que en el 97.7% de los hogares existe al menos una persona de 15 a 67 años, un 43.4% donde hay un niño o una niña, el 33% está unido y el 24.6% separado.

El hogar predominante es el mono[1]parental, aunque la diferencia es poca con el biparental con hijo, integrado por el padre y la madre y uno o más hijos. El primero, obtuvo el 23.6% y el segundo, 23.5%. El extenso, apenas un 0.4%. Otros datos que agrega la encuesta es que, el 26.3% de las mujeres que son jefas de hogar tienen un nivel educativo universitario; en el caso de los hombres, es de un 20.6%. El porcentaje de mujeres que son jefas de hogar con estudio universitario o de postgrado, maestría o doctorado tiende a ser mayor que el de jefe de hogar en igual condición.

¿EL ESTE?

Parte de los fenómenos familiares que han sido notorios en los últimos tiempos como parte de la independización y profesionalización de la mujer, ha sido el hecho de que estas salgan a trabajar y, los hombres se queden con la responsabilidad del hogar.

Otro de los aspectos que se da como parte de la evolución familiar, es la formación de familias no tradicionales, es decir padres del mismo sexo. Ante la inquietud de si la región Este podría resultar más receptiva hacia ambas vertientes, la socióloga Eulalia Flores aclara que es posible que resulten más abiertos a relaciones del mismo sexo, por la interacción de esta zona con personas extranjeras.

“La aceptación de familias monoparentales no tiene que ver con la región, pero sí es posible que los del Este, por la interacción del turismo con nuestra cultura, lo vean de otra manera, aunque el pueblo dominicano en sí, todavía no está preparado y, hasta en los periódicos son sensacionalistas cuan[1]do sale una pareja del mismo sexo casándose. Quizás ese y otro tipo de cosas no lo vean normal, pero sí con cierta indiferencia”, advierte.

¿AFECTA A LA SOCIEDAD QUE UNA FAMILIA SEA MONOPARENTAL?

El sociólogo y catedrático Wilson Castillo dice que la familia monoparental no afecta a la sociedad, sino a la mujer, la cual debe asumir mayores responsabilidades como madre, trabajadora y jefa de hogar. “Eso no significa que sea malo, sino una realidad social que ha venido acrecentando en las últimas décadas por cambios en la sociedad”, apunta.

Señala que “en sociología no se trata de si es saludable o no, si es buena o mala, sino de entender por qué se está transformando la familia tradicional nuclear, y es producto de divorcios, conflictos familiares, la violencia de género, y otros. Culturalmente las mujeres tienen mayor autonomía para vivir su vida y los hijos adquieren mayor independencia”.

La socióloga Eulalia Flores indica que actualmente, hasta en las familiares nucleares se dificulta la educación, debido a lo convulso que está el mundo. “Se ha demostrado que la mayoría del descarrilamiento de los jóvenes de ahora, tienen un factor común: vienen de un solo padre, pero incluso entre los dos padres da dificultad educar a un niño”.

En ese sentido, la especialista aña[1]de, que lo que sí afecta es la forma de crianza, a pesar de que en una familia nuclear las responsabilidades son compartidas. Destaca que una familia se convierte en monoparental no solo por unión libre, sino por viudez o divorcios. “Si uno de los dos padres, criando solo, lo hace con responsabilidad, da un buen producto a la sociedad”, enfatiza Flores.

De su lado, Keila Álvarez, especialista en riesgos psicosociales, afirma que, si bien la familia ideal sería la nuclear siendo ambos responsables de la crianza, “estamos en tiempos modernos, y lo adecuado es que los dos padres tengan participación, independientemente de que estén separados”.

Álvarez agrega, además que los niños criados en el entorno monoparental se desarrollan emocionalmente diferente. Indica que la actitud del cónyuge faltante, determinará qué tanto le va afectar a ese niño la ausencia de uno de sus padres. “Lo más saludable si hay una separación, es que los padres no se separen también de sus hijos”, subraya.

UN PADRE A CARGO DE SU HIJA

“Ser padre soltero ha sido una experiencia y un orgullo de poder darle a mis hijas lo más importante que es amor y buena crianza”, así describe Julio Cesar Hernández, el hecho de tener que hacerse responsable de su hija, cuando la madre se la entregó.

El hombre de 42 años tiene cinco hijas, pero al momento de responsabilizarse como jefe de hogar y asumir una familia monoparental, solo vivía con la tercera, y luego recibió a la mayor. Las edades de sus hijas oscilan entre los 22, 12 y cinco años.

Hernández narra que, en las relaciones todo tiene un principio y un final y, ya no había comunicación entre él y su expareja. “A pesar de todo no he tenido ninguna vicisitud como padre soltero. La madre me dijo que quería a hacer su vida y que me quedara con la niña. Ella trabajaba, los fines de semana yo se la llevaba”, cuenta. Al preguntarle a Hernández que con quien dejaba a su hija mientras salía a trabajar y a hacer las diligencias propias del día a día, como es costumbre que ocurra en el caso de padres que crían solos a sus hijos, este respondió que “con nadie, porque me dediqué a mis hijas, donde no me permitían ir con ellas no iba, son todo en mi vida”.

DOS HIJOS, 19 AÑOS DE MATRIMONIO

Mery Peralta procreó dos hijos junto a su esposo, una hembra de 18 años y un varón 11. Orgullosa de ser una pareja relativamente joven que se mantiene unida, a pesar de las dificultades propias de las relaciones maritales. “Somos un ejemplo a la sociedad y, aunque seamos jóvenes, sí se puede. Se puede mantener un matrimonio unido”, resalta.

Los progenitores de Peralta estuvieron cerca de 50 años juntos. Señala que las bases de su relación han sido la comunicación y la confianza, y se dividen los roles. “Trabajamos en nuestro negocio el día completo. En la mañana cada uno tiene su distribución, y cuando nuestros hijos eran pequeños, cada uno atendía a un hijo y los oficios divididos también”, revela.

ROL DEL ESTADO

Los sociólogos sugieren que se trabaje más desde el Estado en favor de la familia dominicana. “Trabajar las familias no es llevar una compra ni construirle una casa, es hacer una campaña efectiva. No es que una institución en el mes de la familia va a darles almuerzo, es un trabajo interdisciplinario”, manifiesta Keila Álvarez, especialista en riesgos psicosociales.

En tanto que el sociólogo Wilson Castillo destaca que el Estado no tiene una política acerca de la familia. “El Ministerio de la Mujer trata de garantizar los derechos de las mujeres, pero los cambios de la familia responden a problemas sociales más profundos”.

 

 

 

 

CREDITOS A EL TIEMPO CONECTANDO EL ESTE 

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