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“La Iglesia no tiene herramientas adecuadas para trabajar situaciones de violencia doméstica”


 

“Ayuna y ora”. La puertorriqueña Mildred Sierra no olvida la recomendación que recibió de un antiguo pastor al que acudió buscando consejo para hacer frente a la situación de violencia que sufría en su hogar.

Pero el maltrato al que la sometía su esposo, miembro de la congregación, no cesó con el ayuno y la oración.

“Estuve once años ayunando y orando, y Dios, como siempre con ayuno y oración es efectivo, me hizo efectividad a mí: ‘Abre tus ojos y sal de esta relación’”, cuenta hoy.

Lo dice en un tono de broma, aunque por aquel tiempo no le resultara fácil romper el círculo de la violencia y no encontrara en su iglesia una red de apoyo: “Estos temas se consideraban privados y no se tocaban”.

Han pasado cerca de dos décadas desde que se liberó del yugo del maltrato y Sierra, que ahora se desempeña como consejera cristiana, considera que la mayoría de las iglesias carece todavía del conocimiento y las estrategias necesarias para manejar este tipo de casos.

“La Iglesia no tiene las herramientas adecuadas para poder trabajar situaciones de violencia doméstica”, asegura.

En opinión de la pastora y consejera residente en Florida, las distintas denominaciones cristianas deben prestar atención a este problema. Y es que a los templos acuden con frecuencia personas lastimadas, procedentes de hogares disfuncionales en los que han aprendido patrones violentos.

“Las personas vienen buscando del Señor porque quieren llenar unos vacíos espirituales, pero también están los vacíos emocionales”, argumenta Sierra, que estuvo en el país para presentar su libro Culto al silencio, en el que reflexiona sobre el tema de la violencia de género en el seno de la Iglesia.

Se hace difícil recoger estadísticas confiables sobre el tema; no obstante, en su experiencia como pastora y consejera, Sierra estima que cerca del 50 % de las personas que llegan a las iglesias padecen o han padecido alguna forma de violencia doméstica.

Recuerda que la violencia en la pareja no se limita al maltrato físico, sino que puede haber también abuso psicológico, verbal, sexual o patrimonial. Y aunque el maltrato afecta mayormente a la mujer, los hombres también lo padecen.

ORIENTACIÓN

Nacida en Puerto Rico, en el seno de un hogar marcado por la violencia, Sierra sufrió maltrato en su primer y su segundo matrimonio, este último con un hombre del entorno eclesial. Aún así, expresa, su fe en Dios y en la familia como “eje de la sociedad” no ha menguado.

“Yo sé lo que es ser restaurado, no porque nadie me lo contó, sino porque yo lo viví”, dice.

Su meta ahora consiste en ayudar a prevenir la violencia intrafamiliar y restaurar las vidas de sus víctimas. 

La presencia y el alcance de la Iglesia, sea cual fuere la denominación, convierten a esta institución en una plataforma a través de la cual a las personas se les puede orientar sobre la violencia de género. Eso es lo que Sierra ha decidido hacer como doctora en consejería cristiana, profesión por la que optó debido, justamente, a su experiencia como sobreviviente de violencia.

“Dios le dio a cada uno diferente formación y hay áreas a las que el pastor no puede llegar, pero el consejero cristiano sí, y trabajando como equipo podemos tener familias restauradas”, afirma la terapeuta.

Por eso, aparte de ofrecer consejería y de impartir charlas y conferencias, escribió el libro Culto al silencio, que se acompaña de un manual o guía de trabajo. 

Sierra posee un doctorado en consejería cristiana de la Pentecostal Theological University. Imparte charlas sobre violencia doméstica, sexualidad saludable y liderazgo, entre otros temas. 

Escribe Culto al silencio con el objetivo de “educar a las iglesias” sobre el problema de la violencia de género. El libro está disponible en Amazon y el portal dramildredsierra.com. 

 

 

 

CREDITOS A LISTIN DIARIO 

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