El Reino Unido trasladará a Ruanda a los solicitantes de asilo que crucen el Canal de la Mancha como parte de un nuevo y polémico plan destinado a combatir la inmigración ilegal y las bandas delictivas que explotan a las personas que buscan refugio.
El plan, que aún tiene que ser aprobado por el Parlamento, fue dado a
conocer este jueves por el primer ministro, Boris Johnson, en un
discurso en la localidad de Lydd, en el sureste de Inglaterra, antes de
que la ministra de Interior, Priti Patel, firmara este jueves el acuerdo
con las autoridades ruandesas en Kigali.
El político conservador defendió la necesidad de tomar medidas para
combatir a los "viles traficantes de personas" que convierten las aguas
del Canal de la Mancha en un "cementerio", si bien adelantó que este
plan no entrará en vigor de forma inmediata.
La medida, criticada por los partidos de la oposición y las
organizaciones no gubernamentales que ayudan a los refugiados, es parte
del objetivo de Johnson de reformar el sistema de inmigración para
recuperar el control de las fronteras tras el Brexit.
La Marina Británica vigilará el canal de la mancha
El
primer ministro confirmó, además, que la Marina británica (Royal Navy)
asumirá el control de las aguas territoriales del Canal, situado entre
Francia e Inglaterra, para impedir que botes ilegales con refugiados
hagan una peligrosa travesía y lleguen hasta las costas del sureste
inglés.
Como parte de este control, habrá vigilancia aérea, personal militar,
helicópteros y drones, a fin de enviar un "mensaje claro" a los
traficantes de personas de que, si arriesgan la vida de los que buscan
refugio, afrontan penas de prisión.
"Acepto que estas personas (los migrantes), sean 600 o 1,000, están en busca de una vida mejor, por las oportunidades que brinda el Reino Unido y la esperanza de un nuevo comienzo", dijo el jefe del Ejecutivo.
"Pero son estas esperanzas, estos sueños, los que han sido explotados.
Estos viles traficantes de personas están abusando de los vulnerables y
convirtiendo el Canal en un cementerio acuático, con hombres, mujeres y
niños ahogándose en botes no aptos para navegar y/o asfixiándose en
camiones refrigerados", subrayó.
"Así como el Brexit nos permitió recuperar el control de la inmigración
legal al reemplazar la libre circulación (dentro de la Unión Europea)
con nuestro sistema por puntos, también estamos recuperando el control
de la inmigración ilegal, con un plan a largo plazo para el asilo en
este país", indicó.
Los trámites de asilo se harán en ruanda
En virtud del plan, los trámites de asilo se harán en Ruanda y el Reino Unido
espera conceder a ese país, miembro de la Mancomunidad Británica de
Naciones (Commonwealth, excolonias), unos 125 millones de libras (150
millones de euros) durante un periodo de prueba, que estaría destinado
en principio a hombres solteros.
Según destacan los medios, el año pasado 28,526 solicitantes de asilo
cruzaron el Canal en pequeños botes, un alza de 8,404 respecto a 2020,
pero se estima que la cifra de este año supere los 30,000.
El programa ha sido criticado por los partidos de la oposición y las
organizaciones no gubernamentales que trabajan con refugiados, que lo
califican de "cruel y mezquino", así como costoso.
Críticas de los partidos y de las ONG
El
Partido Laborista, primero de la oposición, consideró que se trata de
un plan "inviable y poco ético", y acusó a Johnson de tratar de distraer
la atención de la opinión pública tras ser multado por la Policía por
violar las leyes del coronavirus.
El director de derechos de los refugiados de la organización humanitaria
Amnistía Internacional (AI), Steve Valdez-Symonds, alertó del mal
historial en materia de derechos humanos de Ruanda.
"Enviar personas a otro país, y más a uno con un historial de derechos
humanos tan pésimo, para el 'procesamiento' de asilo es el colmo de la
irresponsabilidad", afirmó el directivo en unas declaraciones que
publican los medios locales.
Otro grupo de defensa de los refugiados, Refugee Action, también criticó
el plan. Su director, Tim Naor Hilton, consideró que el Reino Unido
debería haber aprendido del "horrible experimento de Australia", cuando
envió refugiados a miles de kilómetros de distancia, a campamentos
donde afrontaron abusos.
Se espera que este plan se incluya en el proyecto de ley sobre
Nacionalidad y Fronteras que se tramita actualmente en el Parlamento
británico, que hace mención de la creación de centros para procesar
trámites de inmigración fuera de las fronteras británicas.
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