El gobernador electo de Puerto Rico, Pedro Pierluisi, quien tomará posesión de su cargo el sábado, llega acompañado de dos tropiezos: la dimisión de uno de los designados por su futuro Gobierno y las 400 personas invitadas a su investidura en plena pandemia.
Un test PCR negativo, puntos de cotejo, distanciamiento físico, puestos con gel hidroalcoholico o la medición de la temperatura corporal serán algunas de las exigencias para los alrededor de 400 invitados, una cifra que este martes Pierluisi ha insistido en que no es exorbitante frente a los 3.000 asistentes que suele haber en estas ceremonias cada cuatro años.
En momentos en que se pide a la población no reunirse y la extrema cautela, para muchos, la ceremonia, a celebrarse al aire libre delante del Capitolio en San Juan, es muy elevada.
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