La Organización Mundial del Comercio (OMC) queda descabezada desde
este lunes y por un plazo incierto tras la decisión de su director
general, el brasileño Roberto Azevêdo, de abandonar su cargo un año antes del fin de su mandato tras ser fichado por una multinacional.
Azevêdo,
quien fue elegido para dirigir la OMC en 2013 y reelegido para un
segundo mandato en 2017, deja la organización en lo que es,
literalmente, su peor momento por su escasa capacidad de concluir
acuerdos que favorezcan el comercio global y por la animadversión que le
tiene el presidente estadounidense, Donald Trump.
LAS FACETAS DE LA CRISIS
La
OMC estuvo al borde de un cierre administrativo a finales de 2019 por
la reticencia de la Administración estadounidense de aprobar su
presupuesto, lo que hizo a último minuto y tras asegurarse de que éste
no incluía partida alguna para los árbitros del Órgano de Apelación que
concluían su mandato.
Esa
instancia se ha convertido en el rehén de Trump y el medio a través del
cual impide que la OMC cumpla a cabalidad su función de dirimir en disputas comerciales entre los países miembros, ya que su función es emitir dictámenes en última instancia que los estados están obligados a cumplir.
Sin
embargo, Estados Unidos impide desde el pasado 11 de diciembre el
funcionamiento del Órgano de Apelación con su negativa a aprobar el
nombramiento de los jueces que reemplacen a aquellos que cumplieron sus
mandatos.
Si en una situación normal ese órgano funciona con
siete miembros, entre 2016 y 2019 lo hizo con apenas tres (quorum
mínimo), pero en diciembre dos de ellos terminaban sus funciones,
dejando a un solo juez en ejercicio.
EL PEOR MOMENTO PARA ABANDONAR EL BARCO
Es
en medio de esta parálisis institucional y de la mala imagen que
acarrea que Azevêdo decidiera aceptar la oferta de la multinacional
Pepsi, compañía para la que trabajará a partir de mañana mismo, 1 de
septiembre.
Su nueva función será la de vicepresidente ejecutivo y
responsable de asuntos corporativos y comunicaciones, un puesto recién
creado y que será estrenado por el brasileño, ingeniero de formación y
diplomático de carrera.
'Azevêdo se encargará de reforzar los
esfuerzos de PepsiCo en sus relaciones con gobiernos, entidades
reguladoras, organizaciones internacionales y partes interesadas no
gubernamentales', explica el comunicado emitido por la firma al anunciar
su fichaje.
La amplísima red de contactos que Azevêdo ha podido
tejer durante sus siete años al frente de la OMC corresponde
perfectamente a las funciones que su nuevo empleador le ha encargado y
que espera pueda cumplir de forma cómoda con la libreta de teléfonos que
se lleva con él.
'Estoy encantado de unirme a PepsiCo en un
momento en el que el fortalecimiento de las relaciones entre las
empresas, los gobiernos y la sociedad es esencial para generar
crecimiento durable e inclusivo a largo plazo', ha dicho por su parte
Azevêdo en una declaración que difundió al confirmarse su nuevo puesto.
LA DECEPCIÓN
'Qué vergüenza, aludir a motivos personales y pasarse al sector privado. Esto es sálvese quien pueda', comentó a Efe sobre el cambio de camiseta de Azevêdo una diplomática europea acreditada ante la OMC en Ginebra.
Además
de aludir a 'motivos personales', el exdirector general aseguró a las
delegaciones y a la prensa que su decisión de dejar la OMC con un año de
anticipación tenía que ver con su voluntad de que el proceso de
selección de su sucesor no perturbase la preparación de la conferencia
ministerial de la OMC prevista para julio de 2021.
'El señor
Azevêdo decidió dejar el puesto de manera oportunista, cuando la
organización está hundida en su peor crisis', dijo a Efe el expresidente
del Órgano de Apelación de la OMC Ricardo Ramírez.
'Siempre he
pensado que él nunca tuvo un verdadero interés por sacar adelante la
organización y esto únicamente lo confirma', afirmó el experto, quien es
catedrático en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Ramírez
se mostró de acuerdo con la necesidad de que se instituya una regla en
la OMC y otras organizaciones multilaterales para regular el paso de un
alto cargo al sector privado.
Más allá de la decepción general
que causó el anuncio de su partida, algunos también han resaltado la
gran capacidad de trabajo de Azevêdo y la forma como la puso al servicio
de la OMC, aunque sin grandes resultados.
EL LEGADO Y EL FUTURO INMEDIATO
Dentro
de la organización, Azevêdo tomó iniciativas sobre cuestiones de
género, contra el acoso laboral y sexual, y el abuso de poder.
Asimismo
abrió la Organización al sector privado para incitarle a ofrecer ideas
sobre sus necesidades para avanzar en favor de un comercio basado en
reglas y no en la ley del más fuerte.
Se recuerda también que, aunque mantenía la distancia con el personal, era un jefe respetuoso y dispuesto a escuchar.
A
partir de hoy la marcha de la OMC dependerá de sus cuatro directores
generales adjuntos, que serán los responsables de las decisiones en sus
respectivas áreas hasta que se elija a un director general, lo que
debería ocurrir a más tardar el 7 de noviembre si EEUU decide apoyar
este proceso.
La Administración estadounidense ha sido claramente
la peor piedra en el zapato de Azevêdo, quien en privado decía que la
situación de la OMC podía haber sido todavía peor si no hubiese logrado
contener la agresividad de la Administración Trump.
Lo que está
claro es que Azevêdo se va satisfecho consigo mismo, como lo mostró en
su última conferencia, en la que ante la pregunta de cómo
autocalificaría su trabajo en la OMC en una escala del uno al diez,
respondió que se pondría doce.
El comentario no cayó bien a todos
y según comentó, también en privado, su madre -quien había visto la
conferencia de prensa en Brasil- le regañó luego por su falta de
humildad.
CREDITOS A DIARIO LIBRE.