El 1 de agosto ¡Oh, agosto!; se celebra el Día Mundial de la Alegría.
Esto
desde el año 2010, por iniciativa del colombiano Alfonso Becerra, en un
Congreso de Gestión Cultural que se desarrolló en Chile.
En
estos días en que la expresión más común de alegría, la que se brinda y
la que reluce desde cerca o lejos; ¡la sonrisa!, se ha tornado un evento
casi íntimo, por culpa de las molestosas, pero necesarias mascarillas.
Por
suerte, en el rostro de la gente se puede percibir por el brillo de sus
ojos, cuándo está pasando por un estallido de alegría, y ni se diga de
la contagiosa risa.
Una
vez que uno escucha, piensa o pronuncia la palabra alegría, de
inmediato le llega a la mente felicidad; pero no, la felicidad es un
estado de bienestar prolongado, la alegría es como esa veloz chispa
fugaz que salta del fogón y viaja en el espacio para extinguirse, unas
veces en el aire, otras posiblemente en el cuero cabelludo o en la piel
de alguien produciendo como una aguda punzada, con la misma velocidad
con la que iniciara su viaje.ña María, de la Residencia Bethania. Diario Libre Foto: Juan Miguel Peña
En
estos tiempos, y a pesar de las sobradas razones para llorar que de una
u otra forma nos acorralan a todos, aún queda espacio para sonreír,
queda espacio para permitirnos estar alegres. Esto me recuerda la
canción “Luz Azul”, de la banda colombiana de rock alternativo:
Aterciopelados. En un fragmento de ese tema se escucha cantar a Andrea
Echeverri: “Si el pelo le han tomado/ Si su rectitud han doblado/ Si con
la copa rota la boca le ha sangrado/ Ay, si se pone peluda la cosa,
recuerde, la vida es color de rosa/ El cielo es azul/ El espacio está
lleno de luz...”
Y justamente hoy se nos ha ocurrido reunir
distintas fotografías, realizadas en tiempo y espacios distantes, como
una humilde forma breve de documentar la ALEGRÍA.
CREDITOS A DIARIO LIBRE