Datos oficiales preliminares publicados este viernes indican que la deforestación
en la Amazonía brasileña durante los últimos 12 meses podría haber
alcanzado su nivel más alto de los últimos 14 años, lo que abona a las preocupaciones de que el presidente Jair Bolsonaro no ha logrado frenar la destrucción de la selva tropical más grande del mundo.
La
Amazonía brasileña perdió 9,205 kilómetros cuadrados (3,554 millas
cuadradas) de vegetación en los 12 meses que terminaron en julio, según
datos de la agencia espacial del país. Eso se debió en gran parte a una
oleada de incendios en agosto y septiembre del año pasado.
La pérdida total fue 34% mayor que en el período previo de 12 meses.
Los
datos fueron producidos por el sistema de monitoreo Deter de Brasil,
que proporciona alertas diarias de deforestación basadas en imágenes de
satélite. Los datos de otro sistema llamado Prodes, que se basa en
imágenes satelitales más detalladas y que registra más de la
deforestación, se darán a conocer a finales de año.
Ambos
son administrados por el Instituto de Investigación Espacial del
Brasil, que tabula la deforestación anual a partir de agosto, cuando
comienza la estación seca y los agricultores y leñadores
tradicionalmente empiezan a desmontar las tierras con fuego.
“Si
la variación entre las cifras de Deter y Prodes se mantiene en el
promedio histórico, podríamos tener unos 13,000 kilómetros cuadrados de
deforestación, la tasa más alta desde 2006 y tres veces más que la meta
de la Política Nacional de Cambio Climático para 2020”, dijo el
Observatorio del Clima, compuesto por más de 30 grupos no
gubernamentales.
“Esto no se debe a la incompetencia del gobierno
en el combate a la devastación; ha estado sucediendo porque la agenda
del gobierno de Bolsonaro es promover activamente la devastación”,
agrega el comunicado. “Esto no es incompetencia; es por diseño”.
La
oficina del presidente remitió una solicitud de comentario a la oficina
del vicepresidente Hamilton Mourão, que está coordinando algunas de las
iniciativas contra la deforestación en la Amazonía, pero no había
respondido hasta el momento.
Bolsonaro llegó a la presidencia prometiendo abrir más territorio amazónico al desarrollo, como la agricultura y la minería.
Pero la preocupación internacional ha llevado a los inversores a tratar
de distanciarse de la deforestación y a presionar al gobierno para que
tome más medidas contra ella.
Bolsonaro envió al ejército el año
pasado para combatir la deforestación y los incendios en la Amazonía, y
en mayo estacionó tropas en varios estados antes de la llamada temporada
de incendios.
Los datos de Deter para julio registraron una
disminución con respecto al mismo mes de 2019, cuando la deforestación
alcanzó su nivel mensual más alto desde al menos mediados de 2015.
CREDITOS A DIARIO LIBRE