LONDON — Políticos y funcionarios de sanidad se han
comprometido públicamente a compartir de manera equitativa cualquier
vacuna contra el coronavirus que resulte eficaz, pero la principal
iniciativa global para ello permitiría a los países ricos acumular
existencias y dejar menos dosis a disposición de los pobres.
Muchas
voces advierten que sin intentos más enérgicos de obligar a las
autoridades políticas, farmacéuticas y sanitarias a rendir cuentas, los
países ricos acopiarán las vacunas en una competencia impropia para
inocular en primer término a sus poblaciones. Después del escándalo
reciente cuando Estados Unidos adquirió una gran cantidad de un
medicamento nuevo contra el COVID-19, algunos pronostican una situación
aún más perturbadora si se crea una vacuna eficaz.