La ciudad de Nueva York está descubriendo las terrazas para comer y
beber "al fresco" en el inicio de su reapertura tras el parón por la
COVID-19, tres meses que han sumido a los negocios del corazón comercial
y turístico de Manhattan y a otros distritos en una crisis de la que
muchos aún no ven salida, sumidos entre el pesimismo y la incertidumbre.
La
Gran Manzana es la última región que despierta del letargo en el estado
más azotado por el coronavirus en EE.UU., pero su primera fase de
reapertura, centrada principalmente en la construcción y la producción,
está poniendo a prueba la paciencia y la resiliencia de los restaurantes
y tiendas minoristas que forman el tejido empresarial de su distrito
central.
CREDITOS A NORA QUINTANILLA