Wake Sharp pudo ver a su familia el Día del Padre... verlos, pero no abrazarlos, ni besarlos, ni siquiera estrechar su mano.
Debido
a los terribles estragos que ha causado el coronavirus en los
residentes de casas para ancianos y otras instituciones, el veterano de
la Armada de 93 años de edad y sus seres queridos tuvieron que
mantenerse en lados opuestos de una barrera de plexiglas y hablar por un
teléfono en el asilo a las afueras de San Francisco en el que vive.
“¡Es mejor que nada!”, comentó. “Realmente lo disfruto”.
Papás
que residen en asilos en todo el país celebraron el Día del Padre el
domingo a una distancia obligada de sus familiares. Algunas familias se
comunicaron por videollamadas; otras utilizaron las redes sociales para
enviar sus buenos deseos.
CREDITOS A DIARIO LIBRE