La viruela mató a cientos de millones de personas durante
milenios, pero se convirtió hace 40 años en la primera y por ahora
única enfermedad infecciosa que la humanidad ha logrado erradicar, un
logro que la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebró esta semana
con actos oficiales y homenajes.
Caracterizada por aparatosas erupciones de la piel, esta enfermedad
vírica que ya causaba estragos en el Antiguo Egipto, como se ha podido
observar en algunas momias, se declaró extinta el 9 de diciembre de
1979, tras una reunión del comité formado por la OMS en 1967 para
erradicarla mediante vacunaciones en todo el mundo. “Sólo en el siglo XX
causó 300 millones de muertes, y era una terrible afección que mataba
alrededor de un 30 por ciento de los pacientes”, recordó la doctora
británica Rosamund Lewis, directora del secretariado de prevención de la
viruela que mantiene la organización.
EL CASO FINAL EN EUROPA El último contagio se debió a un accidente de
laboratorio en el Reino Unido, donde la fotógrafa médica Janet Parker
contrajo el virus a partir de una muestra que se estaba investigando en
la Escuela de Medicina de la Universidad de Birmingham y murió el 11 de
septiembre de 1978. Parker fue la última de una larga lista de
fallecidos que incluyó a reyes como el español Luis I o el francés Luis
XV, el zar Pedro II de Rusia o emperadores chinos, siendo a veces clave
en cambios dinásticos, guerras y otros devenires históricos.
El programa de erradicación de la viruela tardó apenas 12 años en
conseguir su objetivo, aunque la batalla había comenzado a decantarse
del lado humano siglos antes, sobre todo desde que en 1796 el médico y
naturalista inglés Edward Jenner descubrió la vacuna contra esta
enfermedad. DE LA VACA A LA VACUNA Jenner, que de niño había sobrevivido
a esa enfermedad, se fijó en que las frecuentes epidemias de viruela,
misteriosamente, no afectaban a las chicas dedicadas a cuidar y ordeñar
vacas.
Averiguó que estas jóvenes desarrollaban anticuerpos contra la
enfermedad al tocar ubres de ganado infectado de viruela bovina, casi
inocua para los humanos, y a partir de allí desarrolló las primeras
inoculaciones. Éstas se llamaron “vacunas” por el animal desde el que se
originaron, un nombre que se extendería después a ese tipo de
inoculaciones con virus debilitados para reforzar el sistema
inmunológico humano.
“La probó primero en el hijo de su jardinero, de 5 años, algo que hoy
no podría hacerse, gracias a dios, pero el chico no enfermó y eso
mostró su eficacia”, relató a Efe el doctor francés Daniel Tarantola,
que trabajó en el programa de erradicación de la viruela.
UNA GENOCIDA PARA AMÉRICA LATINA En la historia hispanoamericana la
enfermedad tuvo un triste papel protagonista, pues llevada por los
conquistadores españoles diezmó poblaciones que no estaban preparadas
contra ella, e incluso extinguió culturas enteras, sobre todo en el
Caribe.
La viruela además mató al penúltimo emperador azteca, Cuitláhuac, o
al antepenúltimo inca, Huayna Cápac, desencadenando crisis sanitarias y
políticas que ayudaron a los ejércitos españoles a conquistar esos
imperios precolombinos.
Fue en la misma Latinoamérica donde se desarrollaría entre 1803 y
1806 la primera expedición sanitaria internacional de la historia,
comandada por el médico español Francisco Javier Balmis, para llevar la
entonces recién descubierta vacuna de la viruela.
Ésta fue transportada de la única manera posible entonces, en el
cuerpo de 22 niños huérfanos gallegos -que nunca regresarían a España-
con los que la vacuna fue “desembarcando” en distintos puertos
americanos y de Filipinas.
CADENA PERPETUA EN EL LABORATORIO Aunque hoy se considera este virus
técnicamente borrado de la faz de la Tierra, lo cierto es que hay dos
laboratorios en el planeta que conservan muestras de él con fines
científicos en Atlanta (Estados Unidos) y Koltsovo (Rusia), bajo
estrictas medidas de seguridad e inspecciones de la OMS cada dos años.
La erradicación de la viruela fue una de las grandes victorias que la
organización ha tenido en sus siete décadas de historia, y por ello una
estatua que conmemora el fin de esta enfermedad, en la que un médico
inocula la vacuna a nativos africanos, adorna la entrada de su sede
central en Ginebra.
La OMS quiere repetir ese éxito con otras enfermedades infecciosas
como la poliomielitis, a punto de ser erradicada pero de la que ha
habido recientemente brotes en países como Afganistán o Pakistán, o el
sarampión, que estaba en retroceso pero en los últimos dos años ha
resurgido.
“Las campañas de vacunación actuales afrontan problemas que nosotros
no teníamos”, señaló en referencia al movimiento antivacunas John
Copland, otro veterano médico que en los 60 y 70 ayudó a erradicar la
viruela.