Washington.- “Nos faltaba conocimiento fundamental
de Afganistán, no sabíamos lo que estábamos haciendo”, dijo en 2015 el
general del ejército de EE.UU. Douglas Lute en una entrevista recogida
por un amplio informe oficial sobre la guerra en ese país publicado hoy
por el Washington Post, que muestra los continuados fracasos de Estados
Unidos en la nación asiática.
Los documentos recogen más de 2.000 páginas inéditas de notas y
entrevistas a militares, diplomáticos y funcionarios que, como este
general, jugaron un papel fundamental en este conflicto que se ha
prolongado más de 18 años desde que se iniciara poco tiempo después de
los ataques terroristas en suelo estadounidense del 11 de septiembre de
2001, perpetrados por la organización terrorista islámica Al Qaeda.
Los escritos recogen cómo este general de tres estrella, que fue uno
de los máximos responsables de la política bélica en Afganistán bajo los
mandatos de los presidentes George W.Bush (2001-2009) y Barack Obama
(2009-2017), expresó su desasosiego con los derroteros de la contienda-
“Si los estadounidenses supieran de la magnitud de esta
disfunción….2.400 vidas perdidas”.
El Post explica que Lute achacó estas muertes a los líos burocráticos
del Congreso, el Pentágono y el Departamento de Estado. Desde el inicio
de la contienda en octubre de 2001, más de 775.000 militares
estadounidenses han sido desplegados en Afganistán. De ellos, 2.300 no
regresaron vivos a casa y 20.589 resultaron heridos.
El Departamento de Estado, el Departamento de Defensa y la Agencia de
EE.UU. para el Desarrollo Internacional han gastado durante los últimos
18 años entre 934.000 y 978.000 millones de dólares en el país
asiático, una cifra que el diario capitalino no pudo concretar debido a
que el Estado no lleva una contabilidad detallada del gasto en esta
guerra.
El diario tuvo acceso a estos documentos, hasta ahora clasificados como secretos,
que recogen entrevistas a 62 individuos, “después de tres años de
batalla legal”. Aun así, el Gobierno no les dio acceso a todos informes
que solicitaron y mantuvo como secretos 366 testimonios.
Las voces que explican la realidad vivida en Afganistán contrastan
con la actitud de las administraciones de Bush y Obama, que en raras
ocasiones expresaron en público las dudas, quejas, frustraciones y
confesiones que recogen estos textos.
Sin embargo, según recogen las entrevistas parece que el pesimismo
respecto a esta guerra es generalizado entre antiguos integrantes de la
fuerzas especiales, coroneles, agentes federales, diplomáticos y otros
funcionarios que dieron su testimonio, en ocasiones anónimo, ante las
autoridades de Estados Unidos.
Este sensación de fracaso se ejemplifica en las declaraciones ante
los investigadores de James Dobbins, un antiguo diplomático
estadounidense que sirvió como enviado especial en Afganistán para Bush y
Obama- “No invadimos países autoritarios para democratizarlos.
Invadimos países violentos para convertirlos en pacíficos y claramente
hemos fracasado en Afganistán”.