La imagen de una niña pequeña en su bicicleta, en medio de
una manifestación masiva en Haití, protestando para que vuelvan a abrir
su escuela, se ha convertido en un símbolo por partido doble.
La
joven Leika Jean Noel, que está en segundo de primaria, se ha erigido en
un referente para el movimiento opositor y también se muestra como un
paradigma de las dificultades que viven los menores haitianos para ser
educados.
'Necesito escuela y comida', resumió la pequeña Leika,
en declaraciones a un periodista de la web Ted Actu, en un vídeo que se
ha viralizado entre los manifestantes que paralizan Haití desde hace
casi un mes exigiendo la renuncia del presidente Jovenel Moise.
Las escuelas llevan cerradas en todo Haití desde que se desataron las
protestas antigubernamentales, el pasado 16 de septiembre, apenas una
semana después del inicio del año escolar.
Desde entonces, dos
millones de menores permanecen en casa sin clases, una situación que ha
agravado la delicada situación del sistema educativo.
Si bien en
Haití se ha registrado un aumento significativo de la asistencia a la
escuela en la última década, la tasa de matriculación de los niños, el
número de días que pasan en la escuela y la calidad de la educación
siguen siendo de los más bajos de América Latina y el Caribe.
'El bajo nivel de educación afecta predominantemente a las mujeres y
es uno de los factores que explica su entrada temprana y no cualificada
en el mercado laboral', señala la ONU en un documento titulado 'Hechos y
cifras claves sobre la situación de las mujeres en Haití', que fue
publicado en noviembre de 2017 pero sigue teniendo plena vigencia.
La
activista feminista Marcna Andy Pierre señala a Efe que 'en las zonas
rurales la situación es aún más precaria, ya que las familias siguen
dando prioridad a la escolarización de los niños sobre las niñas, a las
que se considera como posibles ayudantes en el hogar'.
En agosto,
esta feminista lanzó una plataforma Demwazèl, cuyo objetivo es
reinventar la forma en que se educa a las niñas, ya que, según señala,
la educación que reciben en la primera infancia hace poco para animarlas
a tener sueños, a fijarse metas y a empoderarse para alcanzarlas.
'En
su adolescencia, si han asistido a la escuela, el abandono escolar
sigue siendo un obstáculo para construir un futuro mejor para ellas
mismos. Como resultado, las mujeres en Haití son las principales
víctimas del empobrecimiento de las masas subeducadas que, a menudo,
dependen del comercio informal para sobrevivir', sostiene la activista.
Además,
subraya que 'el matrimonio se considera una ventaja mayor para una
mujer que un título universitario', por lo que es un factor que las
desincentiva a compaginar los estudios con la vida familiar.
La
desigualdad se está haciendo más evidente entre las personas con
educación superior, un nivel que solo alcanza el 6,1 % de las mujeres,
mientras que el 11,8 % de licenciados son hombres, según datos de la
ONU.
En su informe, la organización internacional también señala
que la inseguridad laboral es uno de los factores que han contribuido a
la feminización de la pobreza en Haití, el país más pobre de América.
Y
la grave crisis económica y política que atraviesa el país llevó al
Gobierno a disminuir la cantidad asignada a la educación del 17 % al 11 %
del presupuesto nacional en el último año.
El Día Internacional
de la Niña, que tiene lugar este 11 de octubre, se instauró en 2012 y en
esta edición la ONU quiere destacar el creciente papel de las menores
de edad en el activismo social, 'mostrando su poder único a la hora de
movilizar y liderar'.