Al pronunciar una homilía en presencia de miles de feligreses de
diferentes puntos del Cibao y el país, que acudieron ayer al Santo
Cerro, de La Vega, para honrar y venerar en su día a la Virgen de Las
Mercedes, el obispo de esta Diócesis, monseñor Héctor Rafael Rodríguez,
deploró los feminicidios, la facilidad con que obtienen su libertad los
que delinquen y la degradación de los recursos naturales.
El sacerdote estimó que todo esto ocurre ante la mirada indiferente de algunas autoridades.
Como ejemplo mencionó el Congreso Nacional que, según aprecia, en
ocasiones se convierte en un órgano de irritación, malhumor, rebatiñas,
se faltan el respeto y que eso no es posible, porque es lógico que hayan
diferencias de opiniones pero que de eso se trata y que todos no pueden
pensar igual.
Asimismo, rechazó la supuesta impunidad y la complicidad que existe con algunos delincuentes.
El religioso manifestó que esa complicidad motiva la aparición de
redes delincuenciales que operan impunemente en el país y que le hacen
mucho daño.
Igualmente, cree que la justicia terrenal debe tomar el ejemplo de la
justicia divina, la cual corrige a los demás como mejor le convenga,
sin destruirlos, pero sin dejarlos impune. “Si Dios no nos deja impune,
por qué nosotros vamos a dejar impune a quienes cometen delitos en la
sociedad”, cuestionó el obispo. Mientras que en el sermón que Fray
Máximo Rodríguez ofreció ayer en Santo Domingo aseguró que la justicia
no está cumpliendo con su rol, ya que la situación que viven los
dominicanos es la de “subyugados y de títeres”, con el poder concentrado
en un pequeño grupo de personas.
SANTO DOMINGO
Falta justicia.
El Fray Máximo Rodríguez, rector del Templo Patronal, afirmó durante
su homilía en la misa celebrada por el Día de las Mercedes que en
República Dominicana no hay justicia.
Procesión.
Con la petición de Fray David Vásquez, por sanidad para el sistema de
justicia dominicano y la eficiente distribución de las riquezas,
cientos de devotos de la Virgen de Las Mercedes se integraron a una
procesión por calles de la Zona Colonial de Santo Domingo.
Devoción.
La multitud entonó cánticos de alabanzas a la Virgen, mientras
seguían su imagen que iba montada en un trono, con velas encendidas y
rodeada de flores que dejaban su aroma a lo largo de la procesión.