La alta representante de la Unión Europea (UE) para la política
exterior, Federica Mogherini, confía en que Cuba amplíe su hasta ahora
limitada apertura económica, por lo que ofreció más apoyo financiero
para apuntalar las necesarias reformas que agilicen la inversión
extranjera.
“Estamos a disposición de las autoridades y del pueblo cubano para
compartir nuestras experiencias y brindar apoyo financiero”, declaró
Mogherini este lunes en La Habana, después de que representantes de Cuba
y la UE pasaran revista a sus relaciones en varios ámbitos durante el
II Consejo Conjunto bilateral.
La jefa de la diplomacia europea aseguró haber observado “una clara
decisión por la parte cubana de actualizar el desarrollo del país” con
medidas destinadas a eliminar el “bloqueo interno”, como se conoce en
Cuba al complejo entramado de trabas y prohibiciones que desincentivan
las inversiones y el progreso económico. “Estamos a disposición de las
autoridades y del pueblo cubano para compartir nuestras experiencias y
brindar apoyo financiero para la aplicación de algunas de estas
medidas”, apuntó.
El ministro de Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, evitó pronunciarse
sobre la posibilidad de nuevas medidas de apertura, y se limitó a
destacar avances de los últimos años como la autorización de algunas
actividades privadas, la creación de una zona económica especial o la
nueva constitución que reconoce explícitamente la propiedad privada y la
inversión extranjera.
La Unión Europea ha aportado a Cuba solo en cooperación para el
desarrollo más de 200 millones de euros desde 2008 destinados
principalmente a proyectos en tres sectores- agricultura sostenible y
seguridad alimentaria, medio ambiente y cambio climático, y ayuda a la
modernización del país.
Las aportaciones a Cuba se han triplicado en los últimos dos años y el
bloque europeo también es, en conjunto, el primer socio comercial e
inversor del país caribeño, donde operan importantes empresas hoteleras
españolas como Meliá o Iberostar, así como el gigante de la construcción
francés Bouygues y otras grandes corporaciones.
El II Consejo Conjunto Cuba-UE (el primero se celebró en Bruselas en
mayo de 2018) supone el quinto diálogo político de alto nivel desde que
ambas partes relanzaran sus relaciones con la firma en 2016 del
histórico Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación (ADPC), en vigor
provisionalmente desde noviembre de 2017.
EL ADPC es un amplio documento de 89 artículos que aborda diversos
ámbitos de cooperación bilateral, desde el desarrollo, la prevención del
cambio climático y la lucha contra el crimen hasta la protección de los
derechos humanos, si bien estos últimos solo ocupan un breve párrafo.
Los representantes europeos y cubanos se dedicaron este lunes a
“fortalecer el seguimiento de nuestros diálogos políticos y al mismo
tiempo lanzar nuevos diálogos sectoriales sobre agricultura, energía,
cambio climático y medio ambiente”, según la definición de Mogherini,
que no ofreció detalles más concretos sobre la reunión a puerta cerrada.
“También hemos continuado el diálogo sobre la situación y cooperación en
la región, y en Venezuela en particular”, apuntó, sin especificar si
ambas partes llegaron a un consenso sobre la situación en el país
sudamericano, donde Cuba apoya incondicionalmente al régimen de Nicolás
Maduro mientras la UE niega su autoridad y reconoce al líder opositor
Juan Guaidó.
En este sentido, el secretario de Estado español de Cooperación
Internacional y para Iberoamérica y el Caribe, Juan Pablo de Laiglesia,
prefirió restar importancia a las diferencias entre Europa y Cuba en
este asunto.
“La solución negociada, el rechazo a la violencia, la búsqueda de
creación de condiciones para que se pueda dar un diálogo directo, que la
solución sea política.
Todos estos elementos son la base de la posición europea, y no es una
posición contraria a la cubana”, declaró a un grupo reducido de medios
al término de la reunión en La Habana.