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Milagros Ortiz Bosch pondera los aportes de Hugo Tolentino Dipp







La doctora Milagros Ortiz Bosch aseguró que la hoja de vida del excanciller y exdiputado Hugo Tolentino Dipp demuestra que es posible vivir con dignidad, ya que él enarboló los valores ciudadanos, la honestidad, la coherencia, la vocación de servicio público, la institucionalidad y una forma decente de hacer política.
Ortiz Bosch hizo estas afirmaciones el miércoles pasado en la Funeraria Blandino mientras se despedía el cuerpo de Tolentino Dipp. A continuación, sus palabras íntegras:
“Es difícil, para mí, limitar mis palabras al intelectual, el rector, al diplomático, al legislador, al historiador o al político, Hugo Tolentino Dipp es más que esto: es un ser humano, culto, tierno, amante de la vida, de la amistad y ejemplo de ciudadano.
Parecería ser como un sueño saber que has vivido 88 años en ejercicio pleno de dignidad. Y al morirte ahora, Hugo Tolentino Dipp, cuando más necesitamos los dominicanos reencontrar valores, valores ciudadanos, de honestidad, de coherencia, de vocación de servicio público, de institucionalidad y hacer decente la política, hoy al despojarte del traje carnal que te vestía, al irte, nos dejas una gran enseñanza; te vas demostrándonos que es posible vivir 88 años con dignidad. Hoy, por lo tanto, que es falso, de toda falsedad de los que con su conducta tratan de demostrar que la dignidad se vive de vez en cuando.
Y la viviste trazando los dos grandes temas de importancia nacional: La dificultad de la construcción de nuestra nacionalidad y la distorsión a la democracia que desde el nacimiento de la República ha ocasionado el continuismo.
¿Qué dignidad y coherencia nos reclama el ejemplo de vida de Hugo Tolentino? En sus cátedras, libros, artículos, conferencias o debates en los medios de comunicación? Analizando los hechos de Pedro Santana, desde el 27 de febrero, la Reforma Constitucional de San Cristóbal, el fusilamiento de los trinitarios, la anexión, y su presencia en el Panteón Nacional de los Héroes, lo llevan con convencimiento de que Pedro Santana ensombrece el nacimiento de nuestra nacionalidad y desnaturaliza el ideario de los trinitarios y Juan Pablo Duarte.
Pedro Santana es para Hugo Tolentino todo lo contrario a la fe del pueblo dominicano en su destino independiente. Es natural que para Hugo Tolentino se agigante la figura de Gregorio Luperón como antítesis de Santana.
De su lectura, del seguimiento de sus análisis de la historia, nos reclama recomponer el proceso de nuestra construcción nacional. Tengo la convicción de que la permanencia de tanta sombra para esconder la luz, tendrá que ser vencida, si queremos interpretar el pensamiento, la visión de Nación que nos dejó en el análisis de nuestra historia Hugo Tolentino Dipp.
El otro tema en que fue constante Hugo Tolentino Dipp, fue la reelección, su rechazo al continuismo, hace 46 años, en el 1973 en ocasión de la reelección de Joaquín Balaguer, inició un largo debate con Enrique Apolinar Henríquez, tema que desbordó la personalidad del gobernante, para reafirmarse como el punto de desencuentro y definición del pensamiento conservador o liberal que ha venido deformando nuestra democracia. De alguna manera muchos dominicanos fuimos representados por Hugo Tolentino Dipp o Enrique Apolinar Henríquez, debate en el momento en que la democracia dominicana debió avanzar hacia la creación de una cultura democrática que ayudara a superar los 30 años de tiranía.
En este debate aparece el Hugo Tolentino Dipp formado en las mejores universidades de Europa desmontando afirmaciones de Henríquez que al margen de la documentación histórica pretendió presentar nuestras primeras Constituciones otorgando derechos iguales a todos los dominicanos, cuando ciertamente esta establecía requerimientos inmobiliarios, de educación y trabajo para el ejercicio pleno del derecho a elegir.
En su improvisado discurso de la última Asamblea Revisora del 13 de junio del 2015, Hugo Tolentino nos deja una pieza en la que cuatro décadas después se reitera y reafirma el político coherente, el demócrata convencido de la responsabilidad de la reelección en la falta de institucionalidad, manejo ineficiente del presupuesto nacional, de los déficits fiscales y la corrupción.
La posición de rechazo al continuismo será constante en el doctor Tolentino Dipp, estuvo presente cuando el Partido Revolucionario Dominicano, en el que militaba, se contagió de reelección, y con igual decisión volverá a defender ideológicamente, o desde el derecho o la historia, los principios que ya comparte con José Francisco Peña Gómez. Lo advierte, con solidaridad militante a don Antonio Guzmán, y como solicitud y convencimiento a su gran amigo, ingeniero Hipólito Mejía. La misma decisión con la que analiza el conteo de los votos de la crisis electoral que vivió el país en 1994.
La institucionalidad nunca tuvo debilidad para Hugo Tolentino Dipp, recuerdo que en un momento de conflictos desde la administración pública se decidió tramitar prioritariamente la ejecución presupuestaria de la Cámara de Diputados. Y postergar la del Senado, el presidente de la Cámara de Diputados Hugo Tolentino Dipp ordenó suspender el trámite de la Cámara de Diputados y solo realizarlo de manera conjunta con las dos cámaras.
A estas dos constantes le acompañaron el catedrático brillante, el charlista profundo, el rector en tiempos difíciles y represivos, el rigor del escritor, el manejo correcto del lenguaje, el sentido apropiado de las palabras, el ciudadano honorable, el administrador honesto y el visionario.
En la lucha por recatar la democracia en el antiguo partido, nosotros ya contábamos las 37 sentencias que quedarán en la historia del deterioro de nuestra justicia. Hugo Tolentino Dipp levantó la voz para impulsar que el camino era la construcción de un nuevo partido y el Partido Revolucionario Moderno es hoy nuestra nueva casa y cada martes cuando fue posible, estuvo presente construyendo principios, formando una posición ideológica.
Fue un familiar amoroso y tierno; su amor maduro, apasionado y fuerte para Sara, ternura y comprensión para Amelia, Michel y su adorada Micaela; con amores extendidos a sus yernos Carlos y Jon y para los nietos. Ternura que realizó en versos para llevar a Mario y Tico, sus hermanos, allá donde le esperan.
No me atrevo a mencionar a tus amigos. Somos tantos. Hay tanta solidaridad y afecto entre nosotros y diversidad de colores, de creencias, de origen, de riqueza, en la historia discutida, en el poema que se lee, en el artículo comentado, en la exposición postergada, en la mesa compartida o en la música disfrutada, en su colección de cachivaches, o la arenga inevitable o el debate necesario, o la flor que brota en Rancho Arriba, o en la discusión política. Todos nos podemos identificar, no hacen falta nuestros nombres porque en algún que otro de esos momentos, estuvimos junto a él.
Al final debo contar algunas de sus anécdotas: como esta de un amigo muy especial, José Francisco Peña Gómez: Una tarde de visita a Venezuela José Francisco Peña Gómez fue abordado por los dirigentes políticos locales para que, a través de él, hacer llegar mensajes al presidente Pérez. Llegó José Francisco a Miraflores y de inmediato abordó al presidente: ¿Qué sucede con usted que no recibe, ni dialoga con sus compañeros? ¿Esa falta de diálogo es negativa para la democracia de Venezuela? El señor presidente, dio una que otra explicación, y volviéndose hacia José Francisco preguntó. ¿Y tú a quien tienes para que te ayude a hacer reflexiones? Y Peña Gómez contestó: Yo cuento con Hugo Tolentino.
La frase fue breve:
Me estoy yendo, y será pronto. Ni una queja, ni una gota de amargura. Estaba seguro de haber cumplido su obligación ciudadana. Nos reunió para hablar de su obra dispersa, de cómo había organizado, copiando y buscando en rincones, periódicos y gavetas cientos o miles de páginas escritas.
Se hicieron cotidianas las visitas.
Siempre igual correcto, afable, valiente y yéndose sin despedidas.
Hasta que una tarde, tomando una taza de café nos leyó a Wilfredo Lozano y a nosotros un breve poema, no hizo falta una palabra más:
Corre, ve y dile a la muerte que
si me espera, la espero
si no me espera, la espero……….
Y se fue a dormir, como quería, en su cama, junto a Sara y Micaela, crecidas en su amor, junto a ellas Amelia y Michel y a la distancia se escuchaban las voces de los niños.
Afuera dejó su mejor regalo, su fe en el destino de la República Dominicana, y a nuestra juventud dispersa en barrios, cañadas, ciudadanos, en escuelas y en espera de un empleo, un mensaje; “el ejercicio de la política puede ser honesto, y los políticos honorables, les dejo mi vida como ejemplo. Emprendan el camino, y allá les espera el reconocimiento del honor y de la historia”.

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