La falta de medicinas y de acceso a las vacunas en Venezuela, sumados al
"éxodo masivo" de profesionales del sector de la salud, han devastado
los hospitales públicos del país, dijo a Efe el médico y patólogo
venezolano Alberto Paniz.
"Otra herida mortal a la salud publica venezolana fue la politización de
los programas de salud. Aun con sus defectos, era un sistema efectivo,
hecho a pulso con experiencia y trabajo y con una cobertura casi
universal de la población, pero la crisis sanitaria venezolana fue una
crónica de una muerte anunciada", aseguró Paniz.
Este doctor venezolano participó en la elaboración de un informe
científico - presentado recientemente en Ámsterdam - en el que se
señalan nuevos datos sobre el resurgimiento de enfermedades prevenibles
con vacunas y de las epidemias en curso de la malaria, sarampión y
difteria y su "impacto desproporcionado" en las poblaciones indígenas.
Según el informe, entre junio de 2017 y octubre de 2018, se han
notificado 7.524 casos sospechosos de sarampión en Venezuela, de los
cuales, 5.525 fueron confirmados, lo que representa el 68 % de los casos
de sarampión reportados en el resto de la región de Sudamérica.
"La circulación del sarampión en Venezuela había sido interrumpida en
2007 tras las campañas masivas de vacunación que se realizaron durante
los brotes del 2001 y 2006. La difteria también había sido erradicada y
hacía 24 años que no veíamos un caso de esta enfermedad en el país",
lamenta el médico, crítico con el régimen de Maduro.
Las poblaciones indígenas vulnerables, como los yanomami que habitan en
la región amazónica en la frontera entre Venezuela y Brasil, son las más
afectadas por la propagación de la enfermedad. Se han registrado
recientemente al menos 100 casos de sarampión silvestre y varias muertes
en esta pequeña población de 15.000 personas.
El riesgo también existe para los países vecinos, alerta Paniz. Se ha
informado de casos de sarampión en Brasil, Colombia, Ecuador y Perú y,
según el análisis genético y las investigaciones realizadas, se han
extendido a estos países desde Venezuela.
"El éxodo humano se ha convertido también en un éxodo de enfermedades.
Las enfermedades infecto-contagiosas se han convertido en nuestro
producto de exportación", dice.
Además, en ese informe se advierte de que la infraestructura de salud
de Venezuela es hoy "típica de las zonas de conflicto o de las naciones
devastadas por la guerra" y se percibe que más de 280.000 niños están en
riesgo de muerte por desnutrición severa.
La Organización Mundial de la Salud reconoció la crisis del sistema
sanitario venezolano pero "sin una reconstrucción y sólida inversión en
los programas sanitarios -particularmente el de inmunización- no pasará
mucho tiempo hasta volver a ver nuevos brotes", subraya el también
investigador.
"Además, el colapso de la red eléctrica nacional y la interrupción a
nivel nacional del sistema de agua potable ha traído nuevos actores al
ruedo sanitario, como las infecciones por transmisión hídrica, como
diarreas virales y bacterianas, parasitosis intestinales y brotes
epidémicos de hepatitis en varias regiones del país", alerta este
facultativo, especializado en enfermedades infecciosas en el Instituto
de Investigaciones Biomédicas IDB en Venezuela.
Los pacientes que cuentan con un trasplante sufren complicaciones graves
de salud al no poder disponer de sus drogas inmunosupresoras; los
oncológicos deben recurrir a familiares y ONG para acceder a
quimioterapia; los VIH tampoco tienen acceso a medicación
antirretroviral, y los que tienen patologías como hipertensión y
diabetes "comienzan a sucumbir a las complicaciones vasculares y
metabólicas", denuncia.
A modo de ejemplo, señala, una caja de antibiótico genérico puede llegar
a costar 60.000 bolívares (16 dólares), siendo el salario mínimo
mensual de un Venezolano de 18.000 (5 dólares), es decir que "para poder
cubrir 7 días de tratamiento antibiótico, un venezolano de a pie debe
generar 3 salarios mínimos".
Sin embargo, Paniza, Fundador de la organización independiente La
Incubadora de Ciencia en Venezuela, lamenta que el régimen de Nicolás
Maduro "se niegue a reconocer la severidad de la situación" y, a pesar
de tener a más del 80 % de la población "viviendo en condiciones de
pobreza extrema" sin servicios básicos de luz y agua, Caracas considere
que la situación "se ha normalizado, lo cual es mentira" para este
médico.
"Hay una catástrofe humanitaria que comienza a ser reconocida por el
mundo. El peligro interno es que ante el atrincheramiento político del
régimen actual y su negativa de reconocer el calibre de la crisis
sanitaria, las sindemias (epidemias concurrentes) actuales sigan
escalando en magnitud", denuncia