INTERNACIONAL
MANAGUA. La resaca de la suspensión temporal del diálogo nacional en
Nicaragua volvió a dejar patente la enorme distancia existente entre los
intereses del Gobierno de Daniel Ortega y las necesidades del resto de
interlocutores.
El Ejecutivo, a través del canciller, Denis
Moncada, volvió a reiterar “su respaldo y disposición permanente al
diálogo”, si bien prácticamente lo condicionó a la “indispensable”
eliminación de los bloqueos en las carreteras.
A juicio de
Moncada, la agenda del Gobierno -contrapuesta a la que presentó la
Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, que pedía una reforma
constitucional y elecciones anticipadas- “reúne el clamor del pueblo:
eliminar todos los tranques (bloqueos), no a la violencia en todas sus
formas y asegurar el derecho al trabajo”.
“Es indispensable resolver y acordar sobre los tres puntos que urgen al pueblo nicaragüense”, añadió.
Para
el ministro, “estos puntos no han sido respondidos por los grupos de
oposición al Gobierno, participantes en el Diálogo Nacional”.
Moncada
subrayó que el Ejecutivo está comprometido con “la investigación y
aseguramiento de la justicia” y con “el fortalecimiento de las
instituciones y de la democracia en Nicaragua, en el marco
constitucional”.
“El Gobierno de la República reafirma su
disposición al diálogo, que asegure la estabilidad, la justicia, el
fortalecimiento democrático y la paz en Nicaragua”, comentó.
Las
palabras del canciller encontraron su respaldo en una declaración de
rechazo a los bloqueos en las carreteras aprobada por la mayoría
sandinista en la Asamblea Nacional (Parlamento).
La declaración,
denominada “Rechazo a los tranques y a la violencia”, condena
“enérgicamente los tranques existentes en distintos puntos del país que
han afectado la vida y la salud de las personas, han impedido la libre
circulación, generando intranquilidad y ansiedad en las familias
nicaragüenses”.
“Además, estos tranques obstaculizan el
desarrollo del comercio, generan pérdidas en las actividades económicas y
en los empleos, todo en clara violación a los Derechos Fundamentales
protegidos en la Constitución Política”, se añade en la declaración.
Por
su parte, el obispo Silvio Báez advirtió hoy en Twitter que “mientras
la ruta constitucional y pacífica hacia la democratización de Nicaragua
sea vista por el Gobierno como golpe de Estado y ni siquiera deseen
hablar de ello, será imposible algún diálogo para poder superar la
crisis política que sufre el país”.
El prelado defendió el papel
de la Conferencia Episcopal de Nicaragua y lanzó un mensaje en pasado y
con sabor a despedida poco esperanzador para el futuro del diálogo.
“Los
Obispos de Nicaragua aceptamos con fe en Dios ser mediadores en el
Diálogo Nacional, dimos de corazón capacidad y tiempo para llevarlo
adelante, arriesgamos hasta la vida, fuimos transparentes con el pueblo y
actuamos con gran amor al país. ¡Gracias a todos por su confianza!”,
señaló Báez.
Sin embargo, la entrada del país en punto muerto no beneficia a nadie según los expertos.
El
excanciller nicaragüense, Francisco Aguirre Sacasa, alertó que la
permanencia de Daniel Ortega como presidente de Nicaragua podría
convertir al país centroamericano “en una Venezuela”.
“Mi temor
es que Nicaragua va a convertirse en una Venezuela, y no creo que exista
en el Grupo de Lima la voluntad de tener otra papa caliente en el
hemisferio”, comentó Aguirre en declaraciones a Efe.
El
exdirigente advirtió que en EE.UU. “hay un profundo malestar por la
muerte de casi 80 nicaragüenses, ya que se considera que la represión
del Gobierno de Nicaragua ha sido tremenda” y alertó sobre las posibles
sanciones que podrían venir desde Estados Unidos.
“Si continuamos
con esta postura, van a perder los nicaragüenses, va a perder El Carmen
(la familia Ortega-Murillo), y va a perder la comunidad internacional,
porque se va a volver a contraer la economía”, sostuvo Aguirre, para
afirmar que Nicaragua necesita “un acuerdo creíble y acelerado para
regresar a la democracia”.
El país centroamericano sumó dos
muertos más por esta crisis tras los enfrentamientos registrados en
Chinandega y León, y este jueves los bloqueos volvieron a aparecer en
varias carreteras.
Nicaragua vivirá hoy su trigésimo octavo día
de crisis sociopolítica sin diálogo y sin visos de una solución que
satisfaga a las partes a corto y medio plazo, en un conflicto que ha
dejado al menos 76 muertos, según la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH).
DIARIO LIBRE
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